Menú
Juan Manuel Rodríguez

Le habría encantado a la Baronesa Blixen

Dice Javier Marías ("Vidas Escritas". Ediciones Siruela, 1996) que Isak Dinesen le prometió su alma al Diablo, y éste le aseguró a cambio que todo cuanto experimentara a partir de entonces se convertiría en una historia. Conociendo el cariño que la Baronesa Blixen profesaba hacia el continente africano, supone un ejercicio mental interesante tratar de imaginar qué cuento habría escrito ella con la vida de Pierre Wome, el futbolista que transformó el penalti decisivo para Camerún en los Juegos Olímpicos de Sydney-2000.

Su gol suponía la medalla de oro (España fue la finalista) para los "leones indomables", aunque Nigeria había logrado anteriormente el mismo éxito en Atlanta. Seguro que habría disfrutado mucho la Baronesa por lo que supuso de rebelión contra el "establishment" y los poderes fácticos (Europa y Iberoamérica, básicamente) del fútbol mundial. África llegaba para quedarse, y la confirmación por parte de Joseph Blatter, durante la inauguración de la XXV Asamblea General de la Confederación Africana de Fútbol, de que el Mundial de 2010 se jugará allí no ha hecho más que ratificarlo.

El "Continente Negro" albergará, por primera vez en su historia desde que se inaugurara allá por el año 1930 en Uruguay, el mayor show deportivo al que puede asistirse en estos momentos. El próximo Mundial 2002 lo abrirá contra Francia, el 31 de mayo, precisamente la selección de Senegal. En el Grupo B, emparejada con España, tendremos que estar muy pendientes de lo que haga Sudáfrica. En el Grupo E estará Camerún y en el Grupo F veremos a Nigeria. Parece que poco a poco van confirmándose las palabras de César Luis Menotti: "el futuro del fútbol está en África".

Desde que el liberiano George Weah, uno de los mejores futbolistas de este último cuarto de siglo, irrumpiera con la fuerza y la agilidad propias de una pantera, nos hemos acostumbrado a manejar como habituales los nombres de Kanu, Finidi, Lauren, Etoo, Geremi, Naybet, Okocha o Ikpeba. Todos ellos jugaban, y afortunadamente siguen haciéndolo, ajenos a la estrechez mental y los viejos clichés europeos. A algunos les dio un soponcio al verles corretear por el césped, y soltaron un misil para protegerse: "son demasiado anárquicos"... ¿Y qué? Era divertido verles jugar. Punto.

Su forma "juvenil" de entender este deporte ha calado incluso en la FIFA que ahora les concede la organización de un Mundial. Aún es pronto (¿o no?), pero yo me atrevería a ir más allá incluso que el propio Menotti: en África se gestará un campeón del mundo. Y eso no sé si agradaría a Isak Dinesen, pero a mí me gustaría un montón.

© www.libertaddigital.com 2001
Todos los derechos reservados

Titulares de Libertad Digital
Suscríbase ahora para recibir nuestros titulares cómodamente cada mañana en su correo electrónico. Le contamos lo que necesita saber para estar al día.

  
!-->

En Deportes

    0
    comentarios