Menú

A Di Stéfano, como a Einstein o Wilde, quizás se les atribuyan frases que ellos nunca llegaron a pronunciar. La leyenda le otorga a don Alfredo la autoría de la siguiente, aunque vaya usted a saber: "El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once, y que gana siempre Alemania". Eran, claro, otros tiempos, porque ahora mismo la selección germana no levanta cabeza y está muriendo de éxito (espero que sea pasajero porque soy un gran admirador del buen fútbol alemán), pero el espíritu de aquella frase continúa intacto, y bien podría haberse aplicado a Argentina o Italia, auténticos profesionales de la supervivencia en los grandes campeonatos. Efectivamente, Alemania podía jugar mal, pero por lo menos llegaba a las semifinales del Mundial o la Eurocopa. Si encima estaban bien, ganaban de calle. Si la explicación no se encontraba sobre el terreno de juego, ésta debía localizarse fuera de él. ¿Y cual era? La psicología, el espíritu, la unión, o un compendio de todas ellas. Llamémosle carácter.

En China, donde se encuentra ahora publicitando una famosa tarjeta de crédito, Pelé se ha referido justamente al carácter de la selección española, a la que, a pesar de los pesares, sigue considerando una de las favoritas de cara al próximo Mundial de Japón y Corea. Para ser exactos, "O Rei" ha hablado de la ausencia de carácter ("confío en que tenga fuerza para no intimidarse"), adornada con un eufemismo políticamente correcto: "problemas psicológicos". Vamos, que a España le entra el "canguelo" cuando tiene que jugar un campeonato importante. Y es así, para qué nos vamos a engañar. Nuestra selección ha contado con algunos de los mejores futbolistas del mundo, pero sus resultados no han ido nunca en consonancia. A lo mejor fue por eso que Ángel Villar pensó en Javier Clemente, primero, y José Antonio Camacho, después, para insuflarles a los chavales un poquito de "testiculina".

El viejo lema del "¡A mí Sabino, que los arrollo!", se quedó sólo en eso, en un lema de cabecera. Era como el asunto del "latin lover", el misterio que relacionaba las dotes amatorias con la localidad de nacimiento. Una chufla. El caso es que a la hora de "entrar a matar" (y pienso, por ejemplo, en el España-Italia del Mundial de Estados Unidos), siempre salíamos escaldados o nos "íbamos del partido". ¿Dónde? Nunca se supo. Pelé, que es mucho menos agudo que Cruyff, también lo ha visto. Entre promoción y promoción, el astro brasileño se ha limitado a decir en voz alta lo que todo el mundo sabe. ¿Corregirá esta tara el "macho" Camacho? Soy realista, lo que aquí quiere decir tanto como ser pesimista al respecto.

© www.libertaddigital.com 2002
Todos los derechos reservados

Titulares de Libertad Digital
Suscríbase ahora para recibir nuestros titulares cómodamente cada mañana en su correo electrónico. Le contamos lo que necesita saber para estar al día.

  
!-->

En Deportes

    0
    comentarios