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Mientras el grupo nacionalista catalán de Convergencia y Unión, en lugar de apostar con firmeza por la ilegalización de Batasuna, pierde fuerzas y energías preguntando al Gobierno por la velocidad del "bienvenido Mr. Marshall" de la comitiva de Ronaldo, haciendo en el Congreso las veces de pregoneros del presidente del Fútbol Club Barcelona, yo a mi vez me preocupo por la salud de éste último. Debido a motivos estrictamente familiares, entre las cuatro y las seis de la tarde me veo abocado a engullirme diariamente los dos culebrones que ofrece inmisericordemente "La 1" de Televisión Española, "Secreto de amor" y "El manantial" creo que se llaman. ¡Qué dolor y qué pena!... ¡Cuanto sufrimiento!... En el primero me duele María Clara, mientras que en el segundo soy un paño de lágrimas por Alfonsina. Y sin embargo estas dos lloronas televisivas son la alegría de la huerta al lado de Joan Gaspart.

¿Tanta historia por un cojo? ¿Tanto rollo por el fichaje de un futbolista que se romperá inevitablemente a la salida de cualquier córner, en cuanto trate de amagar al primer defensa? No me lo puedo creer. Ese fino analista futbolístico que es Pérez Farguell (ya saben, el "ex" de Cajamadrid) dijo el otro día que al mejor Ronaldo ya lo habían visto en el Nou Camp. ¿Entonces?... El propio Anton Parera confirmó que el Barcelona había renunciado a la cesión del delantero, y Moratti –presidente del Inter– apareció en El Mundo Deportivodesvelando que el club azulgrana le había encarecido la operación al Real Madrid. ¿Para qué queremos más? Si yo fuera Gaspart me sentaría para presenciar cómo se la pega mi mayor enemigo deportivo. Pues no.

A Gaspart no le queda otra que estar de acuerdo con Convergencia porque, aunque es "pepero", seguramente no le habrán invitado a la boda de la "cuádruple A" (Ana Aznar y Alejandro Agag), ni siquiera a la despedida de solteros llevada a cabo en "Gabana". Pero me da pena este Joan flacucho y ojeroso, alicaído, luchando contra los molinos de viento del "pelotazo" y la "jet-set". Tengo para mí que las historias de María Clara o Alfonsina tienen mejor pinta que la de Gaspart, a quien a este paso sólo le queda por aparecer con un enorme bombo en el plató de "El rondo" de TV3 para anunciar que se quedó embarazado y que la ecografía había descubierto que el niño era madridista.

No digo que a Joan Gaspart sólo le falte poner un circo y que le crezcan los enanos porque los suyos –sus enanos, se entiende– están jugando en la NBA hace demasiado tiempo. Puede que Pujol logre que a Florentino le pongan una multa de tráfico por exceso de velocidad, pero Pérez seguirá diciendo lo mismo: "¿Gaspart?... ¡Qué gran presidente para el Barcelona!"

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