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Juan Manuel Rodríguez

Los futbolistas se lavan las manos

A la espera del próximo "calendario blatteriano", ese que será capaz de unificar en el futuro todas las fechas para solucionar la vida de futbolistas, selecciones y clubes, cada vez que el "torneo de la galleta" coincida con un partido de Champions League se armará la gorda. Es el caso de la importantísima eliminatoria que el Fútbol Club Barcelona debe afrontar ahora ante el Wisla Cracovia. La Confederación Brasileña de Fútbol no acepta razonamientos y convoca a una de sus estrellas, Rivaldo, que curiosamente le hace falta también al club que le paga religiosamente. ¿Qué hacer? Siempre he dicho que los clubes están indefensos y que lo seguirán estando mientras cada uno vaya por su lado. A Lendoiro se las dieron todas en el mismo carrillo tras ejercer las veces de Quijote gallego; cuando comprobó que el colectivo del fútbol estaba lleno de Sanchos se dedicó a lo suyo y desde entonces le fue bien al Deportivo de La Coruña.

En este momento hecho de menos la intervención de los "artistas", de los propios jugadores de fútbol. ¿Tienen algo que decir? Pongamos por caso el "affaire Rivaldo". El jugador habla y no para a través de su página web, convoca y desconvoca ruedas de prensa y chantajea a Joan Gaspart para que le paguen lo prometido. Rivaldo cobra 1.000 millones de pesetas al año por lo que no cometeremos un error si le consideramos un súper-profesional. ¿Se imaginan al director general de Volvo o al presidente de Coca-Cola sordos y mudos ante una situación que afecta a sus empresas? ¿Qué piensa Rivaldo? ¿Tiene algo que decir?

Los futbolistas no quieren ser considerados como una mercancía, como trozos de carne que van de un sitio para otro. Estamos hartos de oír, por ejemplo, "seré yo quien decida mi futuro" o "aunque los clubes estén de acuerdo, tienen que contar conmigo". Tengo la impresión de que el colectivo de futbolistas se hace fuerte a la hora de cobrar, pero no quiere tomar decisiones que les enfrenten con nadie. Se lavan las manos como Pilatos, pero el "pagano" es el club de turno.

Naturalmente que Rivaldo tiene perfecto derecho a cobrar lo que le prometieron. 1.000 millones o 2.000, si hay alguien que se los pague. Pero ¿qué responsabilidades tiene el jugador de fútbol? Si falla un gol cantado es que "es un ser humano y tiene errores como cualquiera". ¿Como cualquiera? ¿Es que cualquiera cobra 1.000 millones libres de impuestos al año? ¿Y qué tiene que decir "cualquiera" en el conflicto abierto entre clubes y selecciones? (parece que ahí sí resulta mucho más práctico ser tratado como un simple "trozo de carne"). Se echa en falta la voz del futbolista, mayor de edad para cobrar y un niño de teta para decidir.

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