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Juan Manuel Rodríguez

Nadie le pisará la manguera

Acabo de hablar telefónicamente con José Luis Capón, aquel fabuloso lateral del Atlético de Madrid que llegó a ser internacional con la selección española. Es bueno eso de tener amigos de todas las edades, porque Capón es mi "garganta profunda" del fútbol de aquellos años y, con él haciendo de "cicerone", viajo cuando quiero al estadio Vicente Calderón de los setenta. Ahora tengo que subirme a la máquina del tiempo para visitar al que, aseguran, ha sido el mejor entrenador argentino de la historia: Juan Carlos Lorenzo, conocido mundialmente como Toto. Acaba de morir en Buenos Aires y, siguiendo sus deseos, tras ser incinerado, sus cenizas serán lanzadas al aire tras la tribuna popular de la Bombonera. Porque Boca fue otra de las grandes pasiones del único hombre que hizo llorar de risa a Luis Aragonés.

Si Lorenzo no hubiera sido lorencista, nos podríamos lanzar a la aventura de catalogarle como bilardista. ¿Será eso pecado? Quizás sí, porque si Bilardo me leyera opinaría que él es lorencista y nunca al revés. Toto fue un gran táctico y, además, fue uno de los precursores del "fútbol psicológico". Capón me cuenta que en el autobús siempre ponía la misma canción en la radio: ¡Que viva España! de Manolo Escobar; los jugadores le llamaban hortera, y se metían con aquella gabardina vieja estilo Colombo que llevaba a todas las concentraciones, pero cuando se daban cuenta ya estaban sobre el campo y tenían que jugar un partido. Entre chanzas musicales y criticas a su asesor de imagen, había pasado toda la presión.

Juan Carlos Lorenzo fue también el hombre que estuvo a punto de ganar la Copa de Europa para el Atlético de Madrid. Ya saben: gol de Luis en el minuto 113, y empate del defensa Swarzenbeck (hoy regenta una papelería en Alemania) en el minuto 118. Tres días después: 4-0 para el Bayern de Munich. No creo que ni siquiera el gran Toto fuera capaz de levantar la moral de los jugadores, mucho menos del bueno de Miguel Reina, a quien marcaron el empate desde la mismísima Oceanía.

No seré yo quien le pise la manguera (otra de sus frases históricas) a don Juan Carlos Lorenzo, pero sí aviso de lo siguiente: si hay partidos de fútbol en el cielo, que seguro que los habrá, vigilen al viejo Toto porque riega el césped por las noches. Si luego se producen resbalones allá arriba, no digan que no les advertí.


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