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Juan Manuel Rodríguez

Negocios olímpicos

Aconsejo encarecidamente desde aquí que nuestra futura oficina olímpica esté compuesta por un grupo de conocedores profundos de la condición humana y otro grupo de empresarios, "fifty, fifty".

¿De verdad queremos organizar los Juegos del año 2020 o plantaremos otro lirio para esperar a ver cómo nos crece? Si queremos los Juegos, sentémonos y hablemos de negocios, hablemos de "business". Pero si aspiramos a organizar los Juegos de dentro de quince años, tendremos que empezar a rectificar nuestras coordenadas inmediatamente porque, de lo contrario, el tiro nos saldrá otra vez por la culata. Por ejemplo: es un error confiar en el "fair play" de los miembros del COI. El ejemplo sintomático de eso que digo es la votación que recibió Nueva York en la primera y segunda rondas. En la primera, N.Y. obtuvo un total de diecinueve votos, pero en la segunda bajó a dieciséis. ¿Es que se arrepintieron? ¿O les dio un jamacuco? ¿Cambiaron de opinión en un intervalo de cinco minutos? ¿O es que hubo tres coinitas que no supieron qué botón apretar y con qué dedito hacerlo?
 
Parece que un número indeterminado de votantes de Nueva York prometieron su voto a Madrid una vez que su candidata hubiera quedado eliminada. La Gran Manzana cayó en la segunda ronda, pero en la tercera Madrid pasó de tener treinta y dos votos a tener sólo treinta y uno, uno menos que la vez anterior. ¿Hacia dónde emigrarían aquellos votos solidarios? ¿Alguien está realmente en condiciones de explicarme cómo es posible que Madrid tuviera en esa ronda cinco votos más que Londres, vencedora a la postre, pero que luego nos quedáramos todos compuestos y sin nuestro ansiado "Cobito chulapón"? Todas estas preguntas encuentran respuesta en la compleja y enrevesada condición humana. Por lo tanto, y pensando ya en el año 2020, no nos hará falta saber nada del "movimiento olímpico", ni tampoco del paripé del sistema de votación, ni de qué ciudad ganó hace diez o quince años, ni de quién se inclinará por una u otra candidata... Lo único imprescindible será ingresar en la mente de los hombres y mujeres del COI que apretarán el botoncito el "Día D".
 
Por eso yo aconsejo encarecidamente desde aquí que nuestra futura oficina olímpica esté compuesta por un grupo de conocedores profundos de la condición humana y otro grupo de empresarios, "fifty, fifty". Y el retrato robot del líder del primer grupo, el de los psiquiatras, se ajustaría mucho, por poner un ejemplo, al del profesor Luis Rojas Marcos, autor de "Nuestra incierta vida normal". Si existe algo realmente incierto en nuestra vida es el sistema de votación empleado por el COI, también denominado CIO por los entendidos. Si queremos los Juegos de 2020, sentémonos y hablemos de negocios, hablemos de "business" porque no existe un método más efectivo que ése para cruzar primeros la línea de meta. Hablemos de "business" y respondamos con contundencia a los ataques que nos lleguen de fuera (y de dentro también) porque, al final de la película, nos quedamos sin Juegos y además arrastramos por Europa una inmerecida fama de racistas.

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