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Juan Manuel Rodríguez

No podremos ver al Wollongong

La FIFA acaba de anunciar el "aplazamiento" (seguro que Joseph Blatter llamaría "inmersión" al hundimiento del Titanic) de la segunda edición de la verbena internacional de clubes popularmente conocida como Mundialito. Para justificar el batacazo se esgrimen muchos motivos, aunque el principal ha sido que ninguna televisión ha encontrado atractiva la competición que se les ofrecía. Y no lo entiendo. ¿Acaso ustedes no se pondrían a ver al Zamalek egipcio? ¿O un Jubilo Iwata-Accra Hearts en la cumbre? ¿Quien no sería capaz de perder hora y media de su tiempo para presenciar un Olimpia-Al-Hilal? Incomprensible. Más aún si tenemos en cuenta que la empresa "Traffic" –que fue la que adquirió los derechos de televisión por 13.300 millones– los estaba revendiendo por una limosna; en España, por ejemplo, había pedido sólo 3.800 miserables millones de pesetas. Una ganga. Cualquier directivo de televisión mínimamente serio habría visto el negocio al instante. ¿Sólo 4.000 "kilos"? A cambio "FIFA-Traffic" ofrecía partidos de fútbol entre equipos con nombres de discoteca (Angeles Galaxy) y apellidos de documental sobre el orígen del hombre (Wollongong).

El desastre ha sido total porque el Mundial de Clubes nació herido de muerte. Consciente de ello, y del nulo atractivo que tenía para los aficionados, la Federación Española (la II edición iba a disputarse en nuestro país entre el 28 de julio y el 12 de agosto) había propuesto ampliar la participación a dieciséis equipos, incluyendo una invitación al Manchester United y Fútbol Club Barcelona. Ni por esas. Este viernes los responsables de la Federación recibían una notificación oficial del "aplazamiento" hasta el año 2003. Lo mejor para todo el mundo es que el Mundialito sea sólo flor de un año.

Joseph Blatter se ha equivocado al acelerar la universalización del fútbol. El presidente de la FIFA, que antes lo fue de UEFA, ya tendría que dominar los "tiempos deportivos" y debería conformarse –por ejemplo– con la ilusión que el Mundial de selecciones del año 2002 ha despertado entre los japoneses. Probablemente quiera pasar a la historia como el presidente que sembró el fútbol en los cinco continentes. Su idea es buena pero se ha equivocado a la hora de elegir la velocidad; el fiasco del Mundialito es una buena prueba de ello.

Ahora Real Madrid y Deportivo de La Coruña deberán trabajar para reorganizar su pretemporada, pero FIFA se equivocará si en 2003 vuelve a plantear la competición en los mismos términos. Los jugadores del Wollongong serán honrados padres de familia, y seguro que el Zamalek se toma muy en serio los entrenamientos, pero hoy por hoy ni en Australia ni en Egipto existe tradición futbolística. Dicen que el fútbol es un idioma universal pero unos lo hablan mejor que otros. Al final el "share" no perdona y como lo que no se televisa no existe, se acabó el Mundial de clubes.

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