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La última vez que hablé con Óscar Sevilla me enseñó a hacer el arroz con leche (“con la canela justa porque es afrodisíaca”). Hoy el corredor del equipo ciclista Kelme se jugaba la Vuelta Ciclista a España lo que no pudo evitar que, poco antes de iniciar la decisiva contrarreloj de Madrid, charlara relajadamente con mi compañero Iñaki Cano, ambos subidos en el “rodillo” de calentamiento (“coge aire, no sufras”). Al final, Sevilla perdió un minuto y doce segundos con respecto a Ángel Casero, su inmediato perseguidor en la clasificación general, y tuvo que ceder el primer puesto por 49 míseros segundos. No voy a cometer la ligereza de decir que eso no importe, naturalmente que importa. Y sin embargo tengo la certeza de que este chaval con cara de niño dará mucho más que hablar en el futuro. Es más, estoy seguro de que muy pronto le veremos anunciando natillas de chocolate, turrones de arroz con leche o uno de esos geles para afeitar con aloe y otros agentes hidratantes. Es indudable que ha nacido una estrella.

Espero que Óscar no se enfade mucho conmigo si le llamo “producto mediático”, pero es que lo es descaradamente. No recuerdo un deportista con un potencial tan desbordante para los medios de comunicación y los publicistas no tardarán tampoco mucho en percibirse de ello. Sevilla emana una naturalidad, un desparpajo y una capacidad a la hora de transmitir los aspectos positivos del deporte que para sí quisieran muchos profesionales de la radio o la televisión. Sólo espero por su único bien que no se malee por el camino y que no le surjan asesores debajo de las piedras que pretendan blindarle. A Óscar hay que airearle, que le de el sol y dejarle ser el émulo perfecto del añorado Daniel el travieso.

No vayan a mal interpretar mis palabras y deducir que este joven campeón es sólo un “showman”, en absoluto. Tiene madera de gran ciclista. Ya lo constató en el pasado Tour de Francia y ahora acaba de ratificarlo con su segunda plaza en la Vuelta a España. Casero es mayor que él y quizás fuera esta su última posibilidad de hacer algo grande en nuestra Vuelta. Ha ganado Ángel, pero creo que se hablará mucho más de Óscar el travieso, y que será el discípulo de Vicente Belda, el pequeño gran director de Kelme, quien desfile por las “Crónicas Marcianas” y “Maldita la hora”. Bendita sea la espontaneidad del corredor manchego y que nos dure a todos muchos años.

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