Algún día habrá que contar el extraño desembarco de Héctor Raúl Cúper en el fútbol español; un absoluto desconocido (no por deméritos suyos sino por ignorancia nuestra), que venía de dirigir a Huracán y Lanús y a quien representaba "Bahía Producciones". Ahí sí que hubo que sudar la camiseta, pero al final alguien convenció a Antonio Asensio -dueño del Mallorca– de que el joven entrenador argentino haría algo grande en el equipo bermellón.
Lo hizo, desde luego, y del Mallorca saltó al Valencia y de ahí... ¿Quién sabe dónde?... Al final un entrenador que tuvo que sufrir las de Caín para colarse en España, se ha convertido en el oscuro objeto de deseo de Valencia (su club actual), y que se sepa de Barcelona y Real Madrid.
Cúper es, sobre todas las cosas, un tipo recto; en un mundillo tan serpenteante como el futbolístico, la rectitud se agradece. Hace que confíen en uno los directivos; logra que el vestuario no se suba a la parra, e incluso es un hecho que valoran los aficionados. El técnico de Chabas se ha convertido en una marca de éxito, y todo el mundo quiere "comprar" Cúper, porque hacerlo significa una buena temporada.
Parece que en la carrera abierta por hacerse con sus servicios, el Real Madrid ha tomado ligera ventaja. Valdano habría sondeado ya la posibilidad de incorporarle la próxima temporada; se estaría hablando sobre la base de quinientos millones de pesetas, pero también de una temporada tranquila (el Betis le pagó cuatrocientos kilos a Griguol y fracasó rotundamente).
Cúper no volverá a hablar de su futuro hasta el próximo mes de marzo. En ese preciso instante se topará con un buen montón de ofertas encima de la mesa, y parece improbable que continué en Valencia. Primero, porque estoy convencido de que quiere dar el salto a un equipo más grande; segundo, porque Cúper nunca ha dirigido más de dos temporadas a un mismo equipo. Cuatro años le han sobrado para demostrar que, ahora mismo, es uno de los mejores entrenadores del mundo. Sus representantes ya no sufrirán más para colocarle.
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