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El día que el "matador" Marito Kempes deslizaba su "pata de palo", bañado en confeti, a través del muro naranja de Holanda para darle a Argentina su primera Copa del Mundo, Riquelme acababa de salir del vientre de María, su señora madre. No tenía aún veinticuatro horas de vida pero ya presagiaba lo mejor para el fútbol de su país. Buenos Aires, desierto; y el profesor Menotti, feliz. Mientras Gentile se abrazaba a Maradona para bailar un "twist" en el Mundial del 82, grapados italiano y argentino en un marcaje diseñado por Enzo Bearzot en el túnel de vestuarios, a Juan Román le traían los Reyes Magos porteños su primer "balón tango".

Hoy, con 22 añitos, Riquelme ha sabido salir indemne de la sombra del "pelusa" que todo lo oscurece. Otros, no; para Ortega o Aimar ser los eternos delfines del mayor mago futbolístico de la historia ha supuesto un "vía crucis" que les ha desesperado. El hijo de doña María Ana lo lleva bien, con la dignidad del canchero.

Tras el espectáculo de la Intercontinental (para los ganadores, Copa del Mundo; para los perdedores "la Toyota"), Riquelme ha dejado atrás las bambalinas para convertirse en la "joya de la corona". Desde el 28 de noviembre Real Madrid y Barça (en España), más tres cuartos del calcio y la mitad de la "Premier League" lucharán a brazo partido por tener en sus filas al "baby", ante la atenta mirada de Macri y Bianchi, presidente y entrenador respectivamente de Boca Juniors. Riquelme ha pasado del Parque Patricios a "la Bombonera" para convertirse en el nuevo fenómeno mundial, un enganche de seis mil millones de pesetas.

Será divertido observar cómo medio planeta se pega ahora en doce asaltos por Juan Román, el hijo de María Ana, por el doble de lo que hubiera costado hace un par de meses. El fútbol está así de loco, y Riquelme es desde hace unas horas la nueva marca que garantiza el éxito. No es Diego Armando, pero lo tiene todo para hacer triunfar a aquellos que jueguen al fútbol a su alrededor. Para Barça y Madrid, además de todo, es un juego táctico, un movimiento de ajedrez. Si le aconseja Maradona, acabará en el Real, y eso que en Can-Barça ya no está José Luis Núñez. En cualquiera de los casos, otra lotería para Boca.

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