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La directiva del Barcelona sigue empeñada en su errático catenaccio, cuando incluso los lectores del diario Sport creen que sería justa la clausura del Nou Camp. Cuando los "síes" fueron abrumadoramente mayoritarios (69% contra 31%), el editor Casanovas –en una decisión que firmaría el mismísimo senador Mc Arthur– decidió retirar la encuesta para evitar males mayores. El caso es que, en ese ánimo de convertir al agredido en agresor, se están perdiendo muchos papeles por el camino. Sirva este ejemplo al respecto: preguntado Figo por la lamentable actuación de la prensa deportiva catalana, criticada incluso por Van Gaal, en todo este asunto, dijo que si había habido "algunos mongolos que calentaron el partido y les hacen caso, es su problema". Los Casanovas de turno vieron el cielo abierto e inmediatamente se pusieron en contacto con la "Fundació Catalana de Llars Residencials" (Pro personas disminuidas psíquicas), para que condenaran las palabras del jugador.

¿Cabe una utilización más demagógica al respecto? ¿Hay alguien que piense seriamente que cuando Figo dijo "mongol" estaba tratando de ofender a un niño con el síndrome de Down? Pues sí, lo hay; el vicepresidente Masfurroll –el mismo que dijo que la cabeza del cochinillo era un fotomontaje de la prensa madrileña– ha hecho público que su segundo hijo nació con esa enfermedad. Pararé aquí, puesto que todo lo que dijera a partir de este instante podría ser utilizado en mi contra. Lo único cierto es que el Nou Camp parecía el sábado una destilería más que un campo de fútbol. Es más, si yo fuera el director general de DyC mostraría mi más enérgica protesta porque no se hubiera visto ni una sóla botella de su whisky. Hubo JB, Chivas Regal, Cutty Sark... de todo, menos DyC. ¡A eso le llamo yo una verdadera provocación! Desconozco qué estarán preparando los Casanovas de la prensa deportiva catalana, pero Bild lanza hoy una advertencia al entrenador del Bayer Leverkusen, Klaus Toppmoeller, contra los "lanzamientos de cerdo" por parte de seguidores del Barcelona: "¡Atención, Toppi!: vienen los fanáticos del cerdo"; "a nosotros no se nos escapará ni una cerda", reza el pie de foto, donde se asegura que los policías alemanes impedirán que se "infiltre" cochino alguno en el estadio. Cortinas de humo al margen, si el ministro del Interior afirma que de no haber sido por la policía podría haber acontecido una catástrofe, al Comité de Competición sólo le queda cerrar el estadio culé, y a los comités de Apelación y Español de Disciplina Deportiva únicamente les resta ratificarlo. Todo esto a expensas, naturalmente, de que mañana salga en la portada de Sport o Mundo Deportivo el representante de Mongolia en España: "sí, yo también me sentí ofendido". Paparruchadas.

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