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Augusto Roa Bastos recreó en Yo, el Supremo la vida de José Gaspar Rodríguez de Francia, "Supremo Dictador Perpetuo de Paraguay". Últimamente está muy de moda eso de perpetuarse, no ya en los cargos públicos, sino también en el tiempo, más allá de las razonables leyes de la naturaleza, anhelando permanecer para siempre. El mito dice que el primero en intentarlo fue Walt Disney a través de la crionización, ese sistema infernal consistente en congelarle a uno las cejas y hasta la sangre de las venas para despertarle dos siglos por delante. Menuda gracia. Ahora lo in es la clonación... ¿Qué sistema escogerá el ilustre vecino de la calle Jabugo? Por dinero no será.

Al observar con cierto detenimiento lo que acontece últimamente en el Betis, me resulta inevitable pensar en aquel José Gaspar Rodríguez de Francia. Loa al presidente perpetuo. Cantemos entre todos sus alabanzas. Salgamos a la calle y presumamos por Sevilla de nuestro loperismo. Perpetuo como la roca perpetua. Perpetuo como el universo perpetuo. Magnanimidad perpetua como la gomphrena globosa, la planta herbácea perpetua, cuyas flores persisten meses enteros sin perder el color. Infinito, en fin, en su propia infinidad. Don Manué.

Y el loperismo, agigantado por las gestas de Capi y la laboriosidad de Juande Ramos, no le deja irse, le impide que se libere. Nos encontramos ante el drama de un hombre sin vida privada. Es, según sus propias palabras, "una condena perpetua". Para Ruiz de Lopera, el Betis sería lo que el castillo de If para Edmundo Dantés, el Conde de Montecristo. ¿Cómo escapar? ¿Cómo huir? ¿Para cuándo la liberación, al fin?

Dios guarde durante muchos años la salud de Manuel Ruiz de Lopera, pero cuando sobrevenga lo inevitable ¿qué?... ¿Otra pirámide de Keops?... ¿Un mausoleo al más puro "estilo Lenin"? Lo que llama la atención es que, hasta hace sólo dos días, el perpetuo Lopera tenía fecha de caducidad, y además propuesta por él mismo, sin pelotón de fusilamiento que le acuciara. Lágrimas. Plegarias. "¡No nos deje, don Manuel!". Rogativas. España cañí. Pandereta y olé. 22 de octubre, Manuel Ruiz de Lopera mártir del Betis. Nadie podrá creer jamás que lo que realmente pretende don Manué sea comprar su santidad a precio de saldo. Eso jamás, eso nunca, no cabría en un corazón tan puro. Puro y perpetuo Lopera. Y verdiblanco sin interés.

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