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Los Mundiales de atletismo que se están celebrando en Portugal eran muy importantes para dos españoles, Niurka Montalvo y Reyes Estévez. La primera, víctima indefensa de una dictadura política y, por lo que se pudo comprobar, también deportiva. En Cuba nadie se mueve sin el permiso de Fidel Castro; de saltar —que es la especialidad de Niurka— ni hablamos. Por lo que se ve el viejo militar cubano está dispuesto a morir matando, y no tuvo el olfato de permitirla participar en Sydney cuando esa podría haber sido una buena propaganda para un régimen descompuesto. El sábado Niurka pulverizó en dos ocasiones el récord de España y logró la medalla de bronce con una marca de 6,88. Nada más concluir la competición le dedicó el triunfo a Cuba. Nunca en la historia del atletismo mundial un salto fue tan largo: Niurka voló por encima de la represión, la injusticia, los discursos de seis horas, los uniformes "verde putrefacción" y el encefalograma plano de un déspota del siglo XIX.

Aunque la situación de Reyes Estévez haya sido quizás más deprimente. ¿Cómo definir, si no, a un dictador recubierto de falsa democracia? El presidente de la Federación Española de atletismo, José María Odriozola, se apoyó en el peso de los votos para colocar la "equis" a la derecha de Estévez. Reyes tampoco pudo estar en Sydney, y sin ánimo de ser ventajista (o con ese mismo ánimo, decidan ustedes) ¡así nos fue en Australia! Nuestro campeón dio una soberana lección de saber estar en la pista, y en la final de 1.500 consiguió la medalla de plata. No estuvo nada mal para un deportista que se encontraba fuera de forma. Miguel Ángel Mostaza aseguró que tres semanas antes de los Juegos, Reyes estaba mejor. La pregunta es la siguiente: ¿Qué mecanismo tendrá la democracia para protegerse de los falsos salvadores de la patria?... ¿Cómo castigar al castigador? Si Odriozola fuera un presidente digno tendría que presentar su dimisión, pero no lo hará "por amor al atletismo" ¡Menuda engañifa!

Me alegro por ambos; por Niurka Montalvo y por Reyes Estévez. La primera lloró en soledad la tropelía cometida en su contra por el último "tirano-saurio"; el segundo fue víctima de un visionario, otro anacoreta más. Niurka saltó por encima de la italiana Fiona May y del cubano Fidel Castro. Reyes sólo cedió ante su amigo Rui Silva, pero le sacó dos vueltas a Odriozola. Por fin un final feliz.

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