Menú

Me considero un hedonista del fútbol. Quiero decir que no entiendo a esas personas que van el domingo a un campo de fútbol para sufrir y pasarlo francamente mal. Me dan lástima porque, desde mi punto de vista, el fin último del fútbol es el placer, el gozo de disfrutar con un regate, un golazo o una parada ("palomita" a poder ser, adornándose todo lo posible, una parada rococó). Está claro que el fútbol tiene un componente esencial en el corazón, la pasión, pero sucede que como yo soy del "Espectáculo Fútbol Club" simplemente no comprendo que alguien vaya a ver un partido y pase por la taquilla para llevarse un berrinche (es como si un amante de la pintura de Goya sufriera cada vez que pasara por delante de un cuadro de El Greco. Simplemente no tiene sentido).

Y si no entiendo al "sufridor" de la grada, mucho menos al del terreno de juego. Es cierto que este deporte ha cambiado una barbaridad (aunque Pelé, Maradona o Cruyff seguirán siendo los reyes por los siglos de los siglos), pero no tanto como para que los "científicos" se pasen el día alabando al futbolista trabajador. Ejemplo al canto: Claude Makelele. Será verdad que para su equipo es un minero de primera categoría, pero lo cierto es que cuando coge el balón distrae a los que me pueden divertir (Raúl, Figo, Savio, Roberto Carlos...) Seguro que si a Claude le pusieran un cuenta kilómetros batiría un récord mundial, pero a mí eso me da lo mismo porque yo voy al campo a ver jugar al fútbol y para correr ya están los Mundiales de Atletismo.

Este artículo va por Savio, un futbolista de una pieza, lo que en el argot se conoce como un "pelotero". Al contrario que el trotón, el correcaminos, el portento físico, a Savio le soplas y se cae al suelo. Es finito, pequeñín, te dan ganas de vestirle de marinerito y llevarle a hacer la primera comunión; pero cuando agarra el balón se convierte en un instrumento letal. Me hacen mucha gracia esos comités de expertos que se reúnen para concluir que tal o cual futbolista "no trabaja" ¿Y yo para qué quiero que trabaje? Para eso están las oficinas de correos, los grandes almacenes, ¿los Ministerios?... Los futbolistas están para divertirnos y hacernos pasar un buen rato con su habilidad.

Ahora que Savio está de capa caída he querido resaltar lo magnífico futbolista que es. No sé si trabaja o no (eso corre por cuenta de Vicente del Bosque) pero cuando pega el balón a su pie estoy seguro de que algo va a ocurrir. Y yo voy al fútbol para que sucedan cosas, no para ver los 1.500 metros lisos de Christian Karembeu. Valdano me habrá defraudado si consiente que se le escape cuando concluya la temporada; hay un jardín de Flavios esperando para jugar en el Real Madrid, pero Savio sólo hay uno.

En Deportes

    0
    comentarios