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Juan Manuel Rodríguez

¡Qué morro tienen!

Tras la decisión del Comité Español de Disciplina Deportiva de dejar jugar al futbolista, llegó el silencio más absoluto, la quietud total, una mudez sorprendente. El sustituto de Ortí se quedó, de repente, como el tonto en vísperas.

"¡Qué morro tienen!", titulaba el pasado 15 de febrero el diario "Superdeporte". El citado morro lo tenían, según los "periovalencianistas", Angel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, y Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y de aquella estrafalaria portada cualquiera podía deducir razonablemente que existía una conexión especial entre ambos mandatarios, una relación que posibilitaba jugar injustamente al portugués Luis Figo el partido contra el Valencia de aquel 15 de febrero de 2004, encuentro, por cierto, que acabaría con una agria polémica tras el penalti de Marchena sobre Raúl. Los distintos comités federativos bailaban, lógicamente, la danza del vientre que tocaban al unísono Villar y Pérez, los del morro, saltándose a la torera la legalidad vigente y el más puro sentido común.

Han pasado ocho meses desde que sucediera todo aquello, y tras la proclamación del Valencia como campeón de la Liga 2003-2004, quiere la casualidad que se repita idéntica jugada aunque con unos protagonistas bien distintos. El partido es el mismo, pero ahora el futbolista cuestionado es Rubén Baraja, conocido con el apelativo cariñoso de "Pipo". Tras conocer que tanto el Comité de Competición como el de Apelación no concedieron la suspensión cautelar de Baraja tras sus dos cartulinas amarillas, el nuevo presidente valencianista estalló y dijo sentirse "injustamente tratado". Pero, tras la decisión del Comité Español de Disciplina Deportiva de dejar jugar al futbolista, llegó el silencio más absoluto, la quietud total, una mudez sorprendente. El sustituto de Ortí se quedó, de repente, como el tonto en vísperas, sin decir tus ni mus, antes mártir que confesor de su propia ignorancia. Por cierto, ¿saben ustedes qué titula ahora el diario deportivo referido al inicio de este artículo?... "Piponazo"... Pero, ¡qué morro tienen!

Hoy salen algunas estadísticas sobre los errores arbitrales que perjudicaron al Real Madrid desde aquella jugada entre Marchena y Raúl. He de decir que yo no soy partidario en ningún caso, nunca y bajo ningún concepto, del interesado y partidista revisionismo arbitral. La citada estadística me parece una imbecilidad de padre y muy señor mío porque, en el fondo, estaría dándole la razón al inefable Ortí, el peluquero mayor del reino, cuando señalaba que la Federación, desde la sombra, manejaba a su antojo los hilos de los Comités y de los árbitros, repartiendo favores entre los más poderosos. No recuerdo, ni tampoco lo espero ya, que Ortí pidiera perdón entonces después de decir que la Liga ya tenía dueño y que el nombre de su "propietario-ladrón" no era otro que el del Real Madrid. Luego, la Liga la ganó el Valencia. Y de nuevo llegó la callada por resupuesta. Chis. Chito. Chitón. A Ortí se le pegó la lengua al paladar como le sucede ahora a su flamante suplente. ¿Pensarán de verdad estos caballeros que nos chupamos el dedo?

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