Menú

Este miércoles he visto uno de esos magníficos reportajes de investigación que ofrece últimamente Antena 3 Televisión. En anteriores ocasiones les tocó turno a la trata de blancas, el comercio de órganos o el tráfico de armas y ahora, como decía, se introdujeron en el corazón de la violencia en el fútbol. Un repaso exhaustivo y documentado de los “Ultrasur” del Real Madrid, los “Boixos Nois” que siguen al Barcelona o los “Riazor Blues” –con la escisión de “Los Dulces”– que hacen lo propio con el Deportivo de La Coruña. Presencio también el relato aparentemente sereno del padre de Aitor Zabaleta, asesinado cuando iba a asistir a un Atlético de Madrid-Real Sociedad. Y me entra el pánico cuando, de refilón, veo aparecer una “esvástica”, el signo de la muerte, una calavera, un “link” que enlaza la página de “Ultrasur” con otra de un grupo neonazi estadounidense. ¿Y qué tiene que ver esto con Johan Cruyff, Garrincha o Luiz Pereira? Nada.

Me resisto a creer que Jesús Hermida, “maestro de ceremonias” del reportaje en cuestión, tenga razón al afirmar que la violencia es consustancial al fútbol. Sería terrible que fuera así. Pero al observar cómo individuos de entre veinte y veinticinco años miran con odio a la cámara –apágala cabronazo– y luego la (nos) escupen, me da un vuelco el corazón. El reportaje incluye el testimonio de un cámara alemán a quien acuchillaron: él vivió para contarlo porque la navaja encontró el freno de una costilla.

Los reporteros (ya no quedan de esos, por cierto) llegan al nido mismo de la violencia; logran que uno de los ultras muestre ufano su navaja: “¿Quieres fuego?” Ese día el partido va a arder como ardieron otros antes que él. Hay mucho pirómano suelto por ahí queriendo darle rienda suelta a su violencia contenida.

La relación existente entre el fútbol y la violencia es la misma que pueda haber entre Pablo Picasso y aquel individuo que pretendía rajar de arriba abajo el “Guernica”. Ninguna. Por eso le pediría al magnífico Juan Ballesta (el otro día una de sus viñetas presentaba a un hombretón con cara de bestia que decía: “Cuando oigo hablar de cultura saco un balón”) que profundice en la cuestión. La inmensa mayoría de aficionados no quieren fuego sino fútbol; ambas palabras empiezan por “fu” pero no tienen nada que ver entre sí.

Reitero mi felicitación a Antena 3 porque parece que no es lo mismo escuchar a otros hablar sobre la violencia que presenciarla con nombre y apellidos. Groucho Marx solía decir que la televisión era el mejor invento del siglo: “la enciendo y al instante me pongo a leer un libro”. El miércoles la encendí y no la apagué hasta el final. Enhorabuena.

En Deportes

    0
    comentarios