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Juan Manuel Rodríguez

Raúl irá al Mundial porque la policía no es tonta

Sin el molesto Raúl en el once titular, España, esa selección históricamente ganadora de títulos importantes, podría reeditar sus grandes gestas, aquellas proezas que la sitúan al mismo nivel de Brasil, Argentina, Italia o Alemania.

Supongo que la tenacidad inquebrantable de Raúl, aquel convencimiento suyo (habrá quien pueda llamarlo cabezonería) de que un esguince de rodilla y una lesión en los meniscos no eran lo suficientemente importantes como para tumbarle a él en un quirófano, habrá constituido un contratiempo importante para mucha gente. Todos, yo el primero, dijimos que el primer capitán del Real Madrid tendría que operarse. Y a la vista está que todos, y desde luego yo el primero, estábamos equivocados cuando afirmamos aquello. Aunque, como no admitimos el error en nuestras previsiones, andamos ahora muy pendientes del primer tropiezo que tenga el "7" madridista para decir eso de "¿Ves? Ya te lo decía yo, ese chico no estaba bien, se equivocó."

Solucionado. En cuanto Raúl se rompió en el Nou Camp, sus "admiradores" comenzaron a hacer cábalas. Sin un polizón tan molesto como él a bordo, el navío español podía por fin soltar tranquilamente sus amarras y partir con destino hacia nuestro Mundial de color de rosa. Si bien era innegable que el chaval había ganado tres Ligas, dos Copas de Europa, una Copa Intercontinental o una Supercopa de Europa en el mismo período de tiempo en que otros futbolistas profesionales de máximo nivel sólo llegan a semifinales del torneo de la galleta, tampoco podemos estar viviendo del pasado indefinidamente, ¿a que no? Sin el molesto Raúl en el once titular, España, esa selección históricamente ganadora de títulos importantes, podría reeditar sus grandes gestas, aquellas proezas que la sitúan al mismo nivel de Brasil, Argentina, Italia o Alemania. ¡Ufff, menudo alivio! Pero el cabezota no se sabía el guión. El cabezota eludió el quirófano. El cabezota estuvo sudando la gota gorda en el gimnasio. ¡Y todo porque quería defender al precio que fuera la camiseta de España en un Mundial! ¿Cabe una osadía mayor que ésa?

Hecho añicos el guión original, hubo que adaptar otro sobre la marcha: Raúl jugaba por decreto. Decreto que, por cierto, tuvo que dejarse olvidado Juan Ramón López Caro en Madrid cuando el otro día, en el partido contra el Barcelona en el Nou Camp, sentó al capitán en el banquillo de los suplentes. Y la deriva, como dicen ahora los modernos, que está tomando este asunto no me gusta ni un pelo. La ultimísima moda consiste en enfrentar los casos de Raúl y Guti. ¿Cómo es posible que Raúl vaya a estar entre los veintitrés de Alemania y Guti no? Pues es posible, admirados y admirables compañeros de la prensa deportiva, porque resulta que la policía no es tonta. Raúl ha sido fijo con Clemente, Camacho, Sáez y Aragonés. Y, en su club, con Valdano, Heynckes, Hiddink, Del Bosque, Queiroz, Camacho y Luxemburgo. Cinco entrenadores españoles, un argentino, un holandés, un alemán, un portugués y un brasileño. Raúl ha sido titular indiscutible con seis nacionalidades diferentes. A eso le llamo yo un decretazo internacional, sí señor.

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