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Juan Manuel Rodríguez

Raúl-Owen: polémica absurda al canto

No conozco aficionados más implacables que los del Real Madrid. Detecto una generosísima solidaridad hacia el chaval inglés y la cicatería más absoluta hacia el que es indiscutiblemente el futbolista español más importante de todos los tiempos.

Michael Owen podrá marcar una época en el Real Madrid (cualidades para ello no le faltan en absoluto), pero en principio su presencia en el equipo que entrena José Antonio Camacho responde exclusivamente a la urgente necesidad de Florentino Pérez de mostrarles caras nuevas a sus socios y aficionados. El fútbol vive al día y, en cuestión de futbolistas, el Real Madrid vive al minuto, al segundo, a la décima de segundo. La prueba del algodón de que este equipo sufre un desequilibrio galopante la ofrece el hecho de que, recién fichado uno de los mejores jugadores del mundo, el presidente se ha lanzado a la caza y captura indiscriminada de un defensa central. Eso -además de un medio centro defensivo- fue lo que le exigió el otro día su entrenador a bordo del archiconocido "Pitina II".
 
No conozco unos aficionados más implacables que los del Real Madrid. En el estadio Santiago Bernabéu han llegado a pasarlas canutas los futbolistas más importantes del planeta, jugadores que llegaban al club después de haber refrendado su calidad a lo largo de muchos años. En el estadio Santiago Bernabéu, por ejemplo, he presenciado como Antonio Maceda, un auténtico fuera de clase, se quitaba el balón de encima como si éste llevara pirañas cosidas al cuero, incapaz de aguantar la presión de la grada a la que tuvo que irse aclimatando poco a poco. Son tan fieros los socios madridistas que, para explicar racionalmente su vehemente intransigencia, suelen recurrir al viejo tópico de que ellos ya han visto jugar al fútbol a Di Stéfano, Puskas, Rial o Gento, y que por eso el listón está tan alto y resulta tan difícil de sobrepasar para los que vengan por detrás.
 
Ahora, tras la llegada de Owen al Real Madrid y aprovechando que el inglés se mueve como pez en el agua por detrás del delantero centro, observo con incomodidad que muchos de ellos claman porque Camacho siente de una vez por todas en el banquillo de los suplentes a Raúl González Blanco, pasando por alto -y ahí sí que hay que emular a Bubka porque el listón está arriba, arriba, arriba- todo lo que este futbolista ha hecho y va a continuar haciendo por ese club. Detecto una sorprendente y generosísima solidaridad hacia ese chaval inglés que acaba de llegar y la cicatería más absoluta hacia el que es indiscutiblemente el futbolista español más importante de todos los tiempos. Y todo ello será seguramente debido a que en el estadio Santiago Bernabéu vieron jugar a Di Stéfano, Puskas, Rial y Gento... ¿A que sí?

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