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Juan Manuel Rodríguez

Regreso a la "anormal normalidad"

Un rápido test de memoria: ¿Cómo se llamaba el aficionado del Deportivo de La Coruña asesinado el miércoles en Compostela?... Tic-tac-tic-tac... ¡No vale leerlo!... Tic-tac-tic-tac... El seguidor deportivista se llamaba Manuel Ríos Suárez, y las declaraciones de su madre han dado la vuelta a España. Doña María Josefa es la única en este caso que no aplicará un análisis político e interesado a lo acontecido el otro día en San Lázaro. Y no lo hará porque, como ella misma decía entre sollozos, le han arrancado lo más importante que tenía en la vida. El miércoles todos nos hacíamos cruces y este sábado (sólo 72 horas después) regresamos a la "anormal normalidad".

Lendoiro ha estado francamente fino en el relato y posterior análisis de lo sucedido salvo en una cuestión. Cuando sucede en el mundo del fútbol un hecho tan trágico como el del otro día resulta que los clubes —y desde luego la Liga de Fútbol Profesional— tiende a jugar a la defensiva. El presidente del Depor comentó que el asesinato de Manuel había sido portada de todos los medios de comunicación cuando en España anda muriendo gente todos los días. El dictamen es siempre el mismo: "no es el fútbol quien es violento sino la sociedad en líneas generales". Si, como se encargó rápidamente de recordarnos Pedro Tomás, los clubes no son responsables legales de lo que sucede fuera de los estadios, y cuando ocurre algo dentro es porque la sociedad es violenta, ¿de qué podrán ser culpables los clubes en el futuro? Como podrá apreciarse claramente, el asesinato del miércoles no ha servido para nada salvo para desgraciar a un par de familias.

Dice José Luis Oltra, técnico del Castellón, lo siguiente a propósito de los cuatro partidos de sanción impuestos por el Comité de Competición a su club después de que Téllez Sánchez fuera agredido desde la grada con un teléfono: "Estoy indignado. En la pelea de Langreo con una navaja de por medio ha habido un partido de sanción". Volvemos a incidir en el error puesto que cualquiera de los violentos que se cuelan los domingos en el fútbol podría inferir de las declaraciones de Oltra que sale mucho más barato pelear con una navaja que lanzarle un teléfono móvil al colegiado. La indignación del técnico castellonense tendría que ir directamente hacia quien cometió esa locura y no hacia el Comité de Competición. Por cierto, ¿cuándo cumplirán el castigo en Castellón? ¿Antes o después de que lo haga el Fútbol Club Barcelona por los incidentes de hace ya casi un año contra el Real Madrid? Esa es otra.

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