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El caso de Guy Roux ("Guí Rux"), entrenador del Auxerre francés, es "digno-de-pasar-a-los-anales-de-la-historia", un caso único e irrepetible, de museo. Si Del Bosque quiere convertirse en el Alex Fergusson del Real Madrid, Alex Fergusson soñará con ser el Guy Roux del Manchester United, un técnico rocoso que perdure y por el que pasen presidentes, futbolistas y aficionados. Roux, un jugador bastante limitado, se dio cuenta de que lo suyo era dirigir a los otros desde la banda; llegó como entrenador del AJ Auxerre en la temporada 1961-1962, y desde entonces –han pasado 41 largos años– no se ha movido nunca del banquillo local del Abbe Deschamps, con excepción de un año en el que le traicionó el corazón. Roux es uno de los personajes del mundo del deporte más queridos en Francia; tiene un guiñol, un video juego propio y una filosofía global de lo que debe ser un club de fútbol. Roux es sencillamente único.

Con el Auxerre, Roux ha ganado una Liga y dos Copas de Francia, clasificando incluso al equipo para la Champions League. Pertenece a la vieja escuela y es poco dado a los "shows" o a corretear tras un gol de su equipo. Ve el fútbol tranquilo, como Robson o el propio Del Bosque, con esa actitud serena del que ha visto ya muchos partidos, y bajo el prisma de ese proverbio chino que dice "si tiene solución ¿para qué preocuparse?... y si no la tiene ¿para qué preocuparse?". El, sin embargo, sí se preocupa y trata de encajar todas y cada una de las piezas en su inmenso rompecabezas, desde la jardinería, hasta las relaciones públicas, pasando, lógicamente, por la dirección deportiva del club.

En Les Guignols (Los Guiñoles), Roux aparece siempre caracterizado como un astuto campesino que cuida de sus viñedos. Y es que en 1991 declaró lo siguiente a Sport Plus: "mi ritmo es el de los campesinos. Esto no se nota porque me paso la vida corriendo, pero cuando veo que un club empieza a ganar y a subir a 200 por hora, me sonrío y me digo: a ese lo voy a alcanzar, ya lo verá, y generalmente es así". Fiel, con ligerísimas variaciones, al tradicional esquema del 4-4-2, Roux no se vuelve loco. Es un hombre normal. Ese es su éxito.

En 1996 declaró a L'Equipe lo siguiente: "este es el primer año que los jugadores me creen. Cuando decido algo, son más receptivos. Antes tenía algunos erizos y algunas gallinas. Ya no quedan erizos. Cuando era pequeño y llegaba al patio, las gallinas salían huyendo. Pero cuando llegaba mi abuelo, se le echaban encima porque era él quien les daba el grano. Algunos de mis antiguos jugadores no entendieron que soy yo quien trae el grano". ¿Alguna duda sobre por qué le llaman "campesino"?

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