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Juan Manuel Rodríguez

Saco del paréntesis a Quique Costas

En el artículo de ayer metí a Quique Costas entre paréntesis, pero creo que el entrenador del filial barcelonista ha hecho "méritos" más que suficientes como para protagonizar él solito su propio artículo. No puede resultar ya casual que todos en el Barcelona –desde Toño de la Cruz hasta Gaspart, pasando por Reyna y ahora el propio Costas– hayan perdido tan notablemente los papeles. Costas no está a la altura histórica y deportiva del club que le paga cuando dice que "igual nos tenemos que marchar a jugar la Liga francesa" porque un árbitro les haya pitado dos penalties en contra. Su indemostrable denuncia –en la consabida línea de la conspiración judeo masónica– habla únicamente de la profunda incapacidad que todos, desde el primero hasta el último del actual organigrama "gaspariano", tienen para sacar a su club adelante.

Lo de la "mano negra", que empezó siendo una simple gracieta de la prensa barcelonista, empieza a sonarme ahora a consigna impuesta desde arriba. Y eso es lo realmente preocupante. Todos los precandidatos a la presidencia del club se niegan a darle pábulo a la "mano negra"; sólo los que están dentro repiten como papagayos lo mismo una y otra vez. ¿Estará meditando Reyna agotar el mandato de Gaspart a pesar de que el equipo se la pegue también en Europa?... Siempre cabría disputar la Liga francesa ¿verdad Costas?... No es que ellos sean muy malos haciendo su trabajo, sino que aquí no se les comprende. ¡Vaya morro!

El caso es que en momentos de crisis acuciante, el Barcelona se ha mostrado incapaz de responder a sus problemas con soluciones profesionales e inteligentes. Gaspart, Van Gaal, De la Cruz, Rexach y ahora Quique Costas han optado por enrocarse ante el "enemigo externo". ¿Y quienes son los mayores enemigos del Barcelona?... Algunos de los anteriormente citados se encontrarían entre ellos, de ahí que Florentino Pérez sostuviera a Joan Gaspart y ahora no tenga el más mínimo interés en hacerle la cama a Enric Reyna.

El "nuñismo" está dando sus últimos coletazos. Me refiero al "nuñismo" más cutre, al "nuñismo" sin Núñez. Viendo lo que vino detrás de él, José Luis Núñez podría haber pasado perfectamente por un dirigente modélico. Reyna es un ejemplo vivo de ese "nuñismo" al que me refiero. El Fútbol Club Barcelona, que se convirtió en los ochenta en un ejemplo a seguir, ha envejecido muy mal. El "politburó culé" no quiere que le echen y por eso aguantará mintiendo. Hoy es la Liga francesa... ¿Mañana?


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