¿Se imaginan un fútbol sólo con "Emilios Butragueños" clonados y repetitivos, los mismos ricitos de oro y los ojos azul Formentera? ¿No sería aburrido? Reflexionen: todos comiendo arroz hervido, coleccionando cuadros de Miquel Barceló y haciendo lo correcto... ¿Quién aplaudiría entonces al "buitre" si resultara que todos fuéramos como él? (Que me perdone la nueva "mano derecha" de Jorge Valdano, pero el ejemplo me venía que ni pintado). ¿Cómo podrían agitar entonces a Maradona, si el mismo Diego fuera como Emilio, y Emilio nunca ha criticado nunca a nadie y el mayor taco que dijo en un campo de fútbol fue "jopelines"? Nada, nada, imposible. No podría ser.
Hay gente que se sorprende todavía de que Maradona sea Maradona y no, por ejemplo, Pelé, Platini o Beckenbauer.
Este amplísimo paréntesis viene -creo- al caso porque Diego ha vuelto a entrar al galope en las remilgadas oficinas de la FIFA, el mismísimo "reino cutrelux" de Joseph Blatter, al frente del Séptimo de Caballería que compone exclusivamente él. A Maradona le preguntan y parece que él (desconozco si cobrando o por la cara) responde. Y, como es el malo de la película, arremete contra el poder establecido. A saber: el "pelusa" ha dicho que Pelé quiere presidir la FIFA y que le pidió su apoyo; ha llamado corrupto a Beckenbauer por comprar votos para Alemania-2006; ha sacado la estera contra Blatter por no parar hasta conseguir echarle de Italia y, en definitiva, le ha sacudido también a Platini (otro de los que "tocan poder") porque pasaba por allí. A Figo y Rivaldo les ha salvado la campana, pero que no se fíen.
El otro día el propio Diego comentó que él sólo pretendía ser un ejemplo para sus hijas. Y, hace aún más tiempo, comentó que de "Villa Fiorito" pegó el salto a la cima del mundo y nadie le supo aconsejar. Me parece mentira que a alguien le pueda sorprender todavía lo que diga Maradona. Ha sido probablemente el jugador más genial y más vivo del siglo XX, y continúa siendo un producto de sus circunstancias personales, de las suyas, de las que nadie más que él ha vivido.
Si yo fuera miembro de la FIFA rezaría para que el "pibe" viviera muchos años; incluso me devanaría los sesos para sacarle un sobresueldo, aunque tuviera que quedarme a régimen de canapés de salmón. Diego Armando Maradona tiene sangre en las venas y dice su verdad a los cuatro vientos. Nunca lleva corbata, y "smoking" en contadas ocasiones; en su antebrazo se ha grabado la cara del "Ché" y está enorme, gordo de tanto zampar; y, sin embargo, yo le veo algo que no tienen los demás. Desde luego, algo que no tienen los "buenos oficiales". Cierto halo de grandeza, de no sé qué. Ya les contaré, sigo investigando.
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