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Juan Manuel Rodríguez

Sólo comparten la “C”

Javier Clemente siempre ha sido un melancólico y un victimista. El cóctel resulta puro TNT digno del profesor Pedro Chicote si le añadimos una tercera parte fundamental, y es que el técnico vasco se cree el Marconi del fútbol mundial. Era cuestión de tiempo que estallara en Marsella, y así ha sucedido tras la derrota del Olympique ante Le Havre, el club más antiguo de Francia, por 4-1. El hombre que dijo aquello de "poneos los tacos, y a hostia limpia", o que enseñó el trasero a los fotógrafos durante un entrenamiento, se había sujetado ya lo suficiente. Demasiado para su cuerpo.

Clemente ha sido siempre un especialista en reabrir viejas heridas, y cuando las cosas no le han funcionado como él esperaba ha optado siempre por lanzarse a la piscina. Para él siempre había agua, otro asunto diferente es que la hubiera para los equipos que le pagaban por entrenar. Habitualmente se estrellaban los demás. Clemente ha tardado en aclimatarse mes y medio y ya no necesita traducción. Le van a comprender a las mil maravillas, aunque no doy un duro por el Olympique.

La actitud pendenciera de Javi contrasta con la tranquilidad de Héctor Cúper. No seguirá en el Valencia porque piensa pedir el oro y el moro para que Pedro Cortés no se lo dé: será la salida honrosa para ambos. Los aficionados valencianistas siempre han tenido justos aires de grandeza, pero a lo largo de toda su historia han sido pocas veces recompensados. Una de esas ocasiones fue la temporada pasada cuando el equipo rozó la gloria de conquistar su primera Copa de Europa. La veteranía madridista lo impidió, pero se habló del Valencia en todo el mundo.

Ahora andan mosqueados en Mestalla por la eliminación copera. El otro día arrojaron huevos contra el autobús del equipo, y el domingo Cúper volvió a ser el foco de todas las críticas. El argentino piensa que le han faltado al respeto, y por eso se marchará cuando finalice su contrato. Y sin embargo, ni un sólo mal gesto, ni una palabra más alta que otra. Me gusta ese entrenador, un hombre normal y nada pretencioso, alejado de los habituales engañabobos y saltimbanquis que pueblan el deporte rey. Clemente y Cúper son dos hombres muy distintos, sólo comparten la "c" del apellido.

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