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Estoy de acuerdo con Amando de Miguel, vecino como yo (aunque él del ático) de este edificio de opiniones que construimos a diario en "Libertad Digital": abusamos del superlativo y del comparativo, y más que nadie lo hacemos los periodistas deportivos. "Es el mejor del mundo", como si eso fuera cuantificable, "es el más listo, el más poderoso, el más letal". O "es como Maradona" o "es como Van Basten". Cuando el ejército americano suspendió en sus pruebas de acceso a Muhammad Ali -muy dado, por cierto, a la utilización de la gama más amplia de superlativos- éste comentó: "siempre dije que era el más grande, no el más listo". Tiene razón Amando porque, efectivamente, el desgaste al que sometemos al superlativo nos desnaturaliza un poco al hablar, como tengo que hacer yo ahora, de uno que realmente fue muy grande. ¿El más grande? Quizá. Ladislao Kubala fue, abusando otra vez del comparativo, el "Di Stéfano culé", un jugador único e irrepetible en torno al cual se forjó la leyenda del Fútbol Club Barcelona. Y el viernes, a eso de la una de la tarde, Kubala nos dejó para siempre.

Cuando compruebas ahora quienes están rodeando al barcelonismo (y hago aquí una lógica excepción con don Nicolás Casaus, todo un caballero) te entran unas ganas enormes de echarte a llorar: los Gaspart, los Fernández, los Parera, los Van Gaal... un desastre. Al concluir la rueda de prensa que sirvió como presentación del "nuevo-viejo" entrenador azulgrana, corrí despavorido hacia mi colección de cassettes -sí, porque el vinilo ya no se lleva- a ponerme mi "Serrat en directo" (Ariola, 1984) y ese "Temps era temps" nostálgico en el que Joan Manuel recordaba aquella delantera mítica que formaron César, Basora, Kubala, Moreno y Manchón. El gran "Laszly" logró cuatro Ligas, cinco Copas de España, dos Copas de Ferias (la actual Copa de la UEFA) convirtiéndose en el cuarto máximo goleador de toda la historia del Fútbol Club Barcelona. Y no sólo eso. Como entrenador fue el seleccionador nacional español más longevo de todos los tiempos al permanecer once años en el banquillo. A ese Kubala es a quien recuerdo yo. Ladislao era igual a selección.

Kubala dejó pequeña Les Corts e indirectamente "provocó" la construcción de un nuevo estadio, el Nou Camp. La suya fue una vida de película que el viernes puso un brusco "the end" que, aunque era esperado, no deja de ser trágico. El señor Ladislao Kubala forma parte de la historia de un Fútbol Club Barcelona que desapareció... ¿Dónde está ahora? La muerte del gran "Laszly" debería servir también para hacer reflexionar a quienes dirigen en la actualidad a ese gran club. Puede que haya sido el último servicio de -ahora sí, con todo el merecimiento- uno de los futbolistas más grandes de toda la historia.

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