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El Barcelona-Real Madrid de la temporada 2000-2001 acabó de un plumazo con la frase que dice eso de "la venganza se sirve fría". El ánimo de "vendetta" contra Luis Figo unió más que nunca a los culés, y resulta comprensible porque la "espantá" del portugués hasta caer rendido en los millonarios brazos de "ACS Man" fue de las que hacen época. El lunes, Figo aseguraba en el diario "Sport" que se presentaría con el Barcelona, y el martes aparecía –bien es cierto que con el rostro desencajado, como si en lugar de haber resuelto su vida económica le hubieran seccionado un brazo–, junto a Florentino Pérez. Joan Gaspart aseguró que jamás perdonaría tamaña afrenta, y trató de tocarle, aunque en vano, las "Casillas" a F.P. Los trágicos antecedentes dieron paso a un recibimiento desconocido hasta la fecha. Lo nunca visto por Valdano, Del Bosque o Di Stéfano, que suman varios "clásicos" entre los tres.

Suele decir don Alfredo que "la grada no gana partidos". Eso fue así hasta ese Barcelona-Real Madrid al que me estoy refiriendo. El público inutilizó a Figo, transformándole en un pelele, una marioneta. Recuerdo que en días posteriores se originó un esperpéntico debate sobre si habría sido más oportuno que Luis no hubiera lanzado los saques de esquina, puesto que cada vez que se asomaba por el corner le caía de todo. Aquel partido lo ganó el Barcelona, y no puedo estar más en desacuerdo con aquellos que sostuvieron en su momento que Figo fue de los mejores. Fue el peor, porque a Luis hay que exigirle siempre lo máximo y aquel día estuvo desaparecido en combate.

Cuarenta y ocho horas antes de que vuelva a celebrarse (porque es este, sin duda, un motivo especial de celebración anual para los buenos aficionados al fútbol) el Barcelona-Real Madrid, queda confirmada la ausencia por lesión de Luis Figo. No seré yo quien dude de la veracidad de la lesión del portugués porque, entre otras cosas, ese mismo problema le impidió rendir al máximo en la final de la Copa del Rey. Pero sí se puede afirmar que es este, como en el caso de Rodríguez Zapatero el otro día en el Congreso de los Diputados, un "catarro" providencial para el "crack" madridista. Desde que empezó la temporada no ha sido el Figo a quien todos admiramos. Su ausencia le evita otro mal trago (en Barcelona estaban dispuestos a dejar en mantillas el recibimiento de la temporada pasada), y Del Bosque podrá alinear con la conciencia tranquila a Santiago Solari. Aunque los puristas se me echen encima, yo no recuerdo un esguince más oportuno que éste.

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