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El futbolista profesional Iván Helguera dice que le molesta ("me jode") no jugar y se monta la "mundial". Servidor y picapedrero, que nunca fue futbolista profesional sino, en todo caso, amateur y de los malos, recuerda vivamente, como si fuera ayer mismo, que cuando no jugaba optaba por una posición radical y, luego lo comprendí con claridad, profundamente insolidaria: si era mío, agarraba el balón y me lo llevaba para casa. Otro día, como el entrenador me hizo "chupar" banquillo, opté por marcharme en mitad de un partido. Ángel, que así se llamaba y se llama el "mister", me miró perplejo: "¿Dónde te crees que vas?"... "Me voy a duchar, he quedado para ir al cine". Y me fui. Ni había quedado para ir al cine ni nada, pero tenía un "rebote" monumental.

Y es que yo tuve una "edad del pavo" muy pavo. Pero igual que volvía siempre con el balón, le pedí perdón a Ángel, aunque aquel disgusto de la suplencia, de no sentirme protagonista, no me lo quitó nunca nadie. O jugaba o nada, no existía término medio ni posibilidad alguna de negociación, sobre todo porque había una chavalita que me gustaba un montón y que vería aquel partido con sus padres desde el palco. He de reconocer que el interés del equipo me importaba un bledo, ni mucho menos daría mi brazo a torcer sobre si aquel compañero o aquel otro encajaba mejor en el esquema del entrenador. ¡A mí qué!...

Y ahora el futbolista Helguera dice que le "jode" no jugar y parece que es el fin del mundo. Y yo, para qué mayor dilación, le entiendo. Está en un Mundial, la cita futbolística por excelencia, ha viajado dieciséis horas en avión (su mayor fobia) para cruzar medio planeta hasta llegar a Corea y forma parte de la alineación habitual del Real Madrid, vigente campeón de Europa. Si hay alguien en la selección española capaz de sentirse titular, ése es justamente Iván Helguera. Como a él le pagan un porrón de millones no puede largarse en mitad de un partido, y el recurso que le queda es el del pataleo verbal.

Makelele y Roberto Carlos filtran en la prensa sus ofertas del Manchester para provocar un aumento de sueldo por parte del Real Madrid; a Rivaldo le pegan un balonazo en la rodilla y, fulminado por un rayo, se lleva las manos a la cara con el fin de conseguir que expulsen a un jugador del equipo rival, y ahora resulta que ¡porque un futbolista quiere jugar al fútbol! hay que rasgarse las vestiduras. ¿Es egoísta Helguera?... Como todos. ¿Helguera sería Helguera si saliera diciendo, por ejemplo, "Albelda es mucho mejor que yo?: no, en ese caso sería San Iván Helguera y le sacarían en procesión por los pueblos para que lloviera. Imagínense que España gana el Mundial... ¿Creen que los jugadores se alegrarán por usted o por mí? No y mil veces no. Los futbolistas profesionales se alegrarán por ellos, por su negocio.

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