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Juan Manuel Rodríguez

Un tándem "molto pericoloso"

Marco van Basten dijo hace algún tiempo: "Si yo he tenido diez entrenadores, uno me enseñó algo, tres no me estropearon y seis intentaron joderme". Para Adriano, Cúper se encontraba claramente encuadrado entre este último grupo de entrenadores

Cosas de entrenadores. Héctor Cúper llegó al Inter y decidió que Adriano debía chupar banquillo. Resultó sencillamente que el jovencísimo delantero brasileño no le gustaba. No le "transmitía", como dicen ahora. Y es muy posible que si Cúper hubiera revisado sus cerrados puntos de vista sobre aquel chavalote, hoy seguiría sentado en el banquillo del club italiano. Quizás no sea todo tan sencillo como lo estoy contando. Quizás resultó que Cúper llegó a uno de los clubes más grandes del mundo, un auténtico transatlántico del fútbol europeo, e hizo lo que pudo o lo que esperaban de él. Quizás Cúper no tuvo jamás el "control absoluto" que, por ejemplo, exigía para sí José Antonio Camacho en el Real Madrid. El argentino contaba en su plantilla con Ronaldo, Vieri y Sukur, tres delanteros consagrados, y optó por lo más fácil para no complicarse excesivamente la vida en Milán. Marco van Basten dijo hace algún tiempo: "Si yo he tenido diez entrenadores, uno me enseñó algo, tres no me estropearon y seis intentaron joderme". Para Adriano, Cúper se encontraba claramente encuadrado entre este último grupo de entrenadores.
 
Y es que si existe algo que Leite Ribeiro Adriano hace a la perfección, es precisamente transmitir a quienes le observan jugar al fútbol una sensación de peligro inminente. No sé si es el nuevo Ronaldo, pero sí puede afirmarse categóricamente que, cuando recibe el balón, el estadio reacciona exactamente igual que lo hace cuando lo recibe su famoso compatriota. Cúper, ya fuera porque realmente el jugador no le gustaba un pelo (no me lo puedo creer) o porque no quiso meter demasiado la pata en un "grande", le dio muy pocas oportunidades. Una de ellas fue precisamente en el Trofeo Santiago Bernabéu donde, en tan sólo cinco minutitos, Adriano rompió el partido con un par de jugadas, provocando primero la expulsión de Fernando Hierro y marcando después un golazo tras el consiguiente libre directo. Pese a todo, aquello no evitó su cesión.
 
Los tifossi no sabían entonces quién era aquel Adriano, pero hoy sí. Aunque el Valencia tiene problemas con respecto al equipo del año pasado (entre otros, cómo se sustituyó a Rafael Benítez y a quién se eligió para el relevo), me niego a creer que el 5-1 de este miércoles en Mestalla sea representativo de nada, más allá de que el Inter acabó con el partido al inicio de la segunda parte. Será más interesante, si cabe, presenciar el Real Madrid-Valencia del sábado. En cuanto al equipo italiano, Roberto Mancini, tenaz y fiel a sus ideas, lleva aguantando a Vieri como pareja de Adriano a pesar de que el ex rojiblanco no esté precisamente en su mejor momento de forma y que incluso el presidente del club le haya puesto una pistola en el pecho. Mancini, de quien se especuló en su día como futurible para el Madrid, será tan bueno para el "nuevo Ronaldo" como resultó malo en su día Cúper. Forman un tándem "molto pericoloso". Eso que saldremos ganando todos los aficionados.

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