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Juan Manuel Rodríguez

Una leyenda urbano-futbolística

creo que el martes Fernando Torres, que es uno de los poquitos que están ahora mismo en condiciones de provocar, le echará la otra al cuello

Existe una leyenda urbano-futbolística a propósito de la relación entre Pizo Gómez, en su etapa de jugador del Atlético de Madrid, y los madridistas Michel, Oscar Alfredo Ruggeri y Rafael Gordillo. Según esa leyenda, un día los tres merengues anteriormente citados coincidieron con Pizo en la M-30, una de las vías de circunvalación madrileña y, al reconocerle, empezaron a gritarle desde el coche "¡Pizo eres nuestro ídolo!". Como siempre solía suceder en aquellos casos la maldad se atribuyó al "bad boy" de la quinta del buitre, Michel, extraordinario futbolista que un día tuvo la osadía de marcharse del estadio Santiago Bernabéu dejando con un palmo de narices a los setenta mil espectadores que contemplaban el partido.
Todo lo malo solía atribuírsele siempre a Michel, mientras que Butragueño era el hijo perfecto, el futbolista diez, el marido que todas las madres querrían para sus hijas. De ser cierta aquella leyenda, Michel sabía perfectamente qué resortes tocaba. Pizo era un futbolista generoso sobre el campo y un poco tosco, nada que ver con jugadores como Sanchis, Martín Vázquez o los citados Michel y Butragueño. Y aquel Atlético de Madrid era muy criticado precisamente por el fútbol rácano que protagonizaban el propio Pizo, Bustingorri o el Tato Abadía. Cuando llegaba un Atlético de Madrid-Real Madrid, Michel sabía a quién debía provocar. Y Pizo, claro, saltaba. Todo respondía a un guión establecido previamente, desde la provocación hasta la inevitable respuesta del navarro.
 
Por eso me ha sorprendido tanto el tono de las declaraciones de Marcelo Sosa atacando a futbolistas como Beckham o Figo, jugadores consagrados mundialmente. Me han sorprendido porque el uruguayo lleva aquí sólo unos meses y porque no puede decirse precisamente que sea protagonista destacado en el fútbol de su equipo. Es posible –y, por cierto, muy sudamericano– que Sosa haya pretendido calentar el derbi como hicieron Michel, Ruggeri y Gordillo hace muchos años en la M-30, pero tengo la impresión de que se ha equivocado. El partido es muy importante para el Real Madrid que se puede decir que casi estrenará entrenador el domingo y que no está jugando nada bien al fútbol, pero resulta vital para el Atlético de Madrid que tampoco sale de una situación gris y anodina en el campeonato. Me huelo que el domingo sus compañeros tendrán que echarle una mano a Sosa sobre el campo. Y creo que el martes Fernando Torres, que es uno de los poquitos que están ahora mismo en condiciones de provocar, le echará la otra al cuello. Ya lo verán.

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