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Juan Manuel Rodríguez

Van Gaal acierta cuando rectifica

Estábamos viendo el partido entre el Bayer Leverkusen y el Barcelona, cuando, de repente, el realizador de la televisión decidió recrearse en un primer plano de Van Gaal; luego, lentamente, fue cerrándolo hasta fijarse sólo en su famosa libreta, una amalgama de nombres trazados con prisa, circulitos y flechitas sin dirección aparente. Como ese día que dijo "hoy voy a descubriros a los periodistas una nueva palabra: orrientachión", y hubo un silencio tras el cual se oyó a un compañero susurrar dramáticamente "¿qué quiere decir?", al contemplar aquel plano de la libreta, alguien dijo en la redacción de la Cope "¿y para qué sirve eso?". De entre todas las teorías que se produjeron, (ninguna de las cuales tenía, por cierto, un objetivo estrictamente futbolístico) la que más llamó mi atención fue la de la libreta de Van Gaal con finalidad terapéutica. "Sí, lo mismo que Cruyff recurría al chupa-chups, Van Gaal hace dibujitos... Le relaja".

Lo cierto es que la libretita le relaja a él, pero saca de sus casillas al resto. La calidad de este Barcelona está en entredicho, pero el Leverkusen ya no es aquel equipo que llegó a la final de la Champions, cediendo únicamente ante la genialidad de Zinedine Zidane. Todo el mundo podía darse cuenta –sin libreta, ni circulitos, ni flechitas sin dirección de por medio– que en el preciso momento que Van Gaal sacara al campo toda su artillería pesada aquello cambiaría radicalmente. Efectivamente, en cuanto Saviolita, Riquelme y Overmars pudieron galopar con libertad, el Barcelona pasó a adueñarse totalmente del encuentro. Lo que quiere decir que Van Gaal acierta sólo cuando rectifica, cuando se corrige a sí mismo, cuando se llama la atención en público. ¿"orrientachión"?... Si algo ha perdido precisamente Van Gaal es su propia "orrientachión"; es un hombre totalmente "desorrientado".

Parece que cuando Figo dijo lo que dijo ("alguna vez le he salvado el culo") aquello no fue un brindis al sol, sino que lo decía con intención, dirigiendo la crítica hacia donde sabía que haría más daño. La contestación del holandés no pudo ser más desacertada: "No tenía que salvarme a mí, sino al club". Figo sabía mejor que nadie lo que se había cocido en aquel vestuario. El término "salvación", aplicado a un club que presupuesta más de 25.000 millones de pesetas al año, no parece demasiado tranquilizador.

Pareciera que al Barcelona hubiera que salvarle de su propio entrenador. Así las cosas, y con el Barça batiendo récords en Europa, Van Gaal podrá volver a agitar sus bracitos, celebrando los goles de sus jugadores. Pero... ¿hay o no hay un sistema? Si me dan a elegir, yo me quedo con Del Bosque que, preguntado por Ronaldo, se limitó a responder: "me hará mejor entrenador".

Van Gaal ni siquiera deja que los demás le hagan su trabajo.

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