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Luis Aragonés quiere hacer vibrar a la afición española, aunque yo pienso que en esto de las vibraciones debe haber varias categorías... ¿Vamos a vibrar como están haciendo los portugueses o lo haremos "a la griega"? El caso es que en Atenas vibran de lo lindo con la machada conseguida por el equipo que dirige el entrenador alemán Otto Rehhagel, una selección con un concepto muy bien definido (y, por cierto, perfectamente asimilado y desempeñado por todos sus jugadores, desde Kapsis hasta Charisteas o Vryzas) de lo que tiene que ser el juego defensivo, un equipo esencialmente ordenado, disciplinado y que se limita a esperar su oportunidad con paciencia y sin hacer excesivas tonterías cuando tiene el balón en su poder.
 
Así, bajo esas premisas que muchos estrategas modernos podrían considerar antediluvianas desde el punto de vista futbolístico, Grecia ha llegado a la final de un campeonato de Europa de selecciones, sacando del antiquísimo baúl de los recuerdos el marcaje hombre a hombre y sin acomplejarse lo más mínimo por el aluvión de críticas recibidas por parte del periodismo especializado. Grecia vibra con un fútbol antiestético mientras que nosotros llevamos en casita desde el pasadísimo 20 de junio; y estoy convencido de que si hiciéramos ahora mismo una encuesta entre todos los aficionados españoles no les importaría en absoluto "vibrar a la griega" con tal de vibrar alguna vez, saltar y reír aunque sólo fuera un poco. Los griegos por lo menos tienen un estilo, un carácter propio, una forma de entender el juego... ¿Qué tenemos nosotros?
 
Iñaki Sáez podría encontrar ahora un pobre refugio en el hecho de que las dos selecciones que dejaron fuera a España en la primera fase y que inauguraron el campeonato hace tres semanas vayan a disputar la gran final. El grupo español sí que fue realmente el "grupo de la muerte". Como la actuación de nuestra selección sólo cabe enfocarla desde el punto de vista cómico, digo yo que en vista de que Portugal y Grecia quedarán el domingo primera o segunda y puesto que España quedó tercera detrás de ellas... ¿no podría pensar la organización en darnos algo, aunque sólo fuera una medallita de bronce como recuerdo?... Por lo menos Luis, que no será nombrado oficialmente seleccionador nacional hasta la próxima semana, lleva transmitiéndonos desde el jueves un mensaje ilusionante. "Ponerse la roja tiene que ser sublime", ha dicho el entrenador madrileño en lo que supone un claro guiño a todos nuestros potenciales internacionales. Usted, señor Aragonés, decida el estilo, pero nosotros queremos vibrar de una vez. Aunque sea "a la griega".

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