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Ronaldo acaba de afirmar en Corea que a él donde realmente le entienden es en la selección de Brasil, y que, por todo ello, es allí, y sólo allí, donde marca goles como churros. La afirmación del astro brasileño ha levantado cierto revuelo en el vestuario madridista y, por ejemplo, Michel Salgado lo ha definido como "machadita". Preguntado por la cuestión, Del Bosque se limitó a aseverar que "aquí también le entendemos". Este del entendimiento es un asunto que nunca he comprendido bien; se supone que cuanto más caro es un futbolista –y por tanto cuanta más calidad atesora– debe ser más fácil entenderle sobre el campo ¿no?... Al decir que no le entienden, Ronaldo se está apartando a sí mismo del meollo de la discusión, como si su fútbol no fuera de este mundo y necesitara mentes privilegiadas que, como las brasileñas, pensaran mucho más rápido. El caso es que "Rony" ha sido poco solidario con estas declaraciones al diario Marca; ha acusado a sus compañeros y, de forma muy directa, a aquellos que componen habitualmente el centro del campo. Sólo ha salvado a Zidane.

Ronaldo puede labrarse una fama de acusica de la que luego le será muy difícil desprenderse. Nicolás Anelka –un jugador con unas características similares a las del delantero centro brasileño– también insistió hasta la saciedad en que sus compañeros no le comprendían, y Lorenzo Sanz tuvo que venderle porque el vestuario se revolvió contra él. Alguien comentó ayer en la ciudad deportiva exactamente lo mismo: "¡Cuánto nos recuerda este a Nicolás Anelka!" Sí, porque uno empieza siendo un incomprendido y acaba como Bernd Schuster en el Barcelona, sólo, en una esquina, apartado como si fuera un "perro verde". Personalmente me ha llamado la atención la respuesta de Michel, catalogando como "machadita" lo que ha dicho su compañero.

Cuando esto escribo Ronaldo no ha ofrecido aún explicaciones en la ciudad deportiva. Me adelanto a su jugada (soy más rápido que él) y trato de entenderle. ¿A que al final habrá sido el periodista quien no haya comprendido las palabras de "Rony"?... ¿A que al final acabarán metiéndole un gol al mensajero?... ¿A que al final tendrá que ser el compañero David Espinar quien tenga que hablar con el vestuario madridista para explicar la "machadita"?... En cualquiera de los casos, Ronaldo siempre tendrá una excusa y cuando, después de muchos malentendidos, por fin le comprendan y cumpla con su obligación (que es la de marcar muchos goles) le ascenderán a los altares. El espíritu de Anelka podría habitar de nuevo el estadio Santiago Bernabéu. Ya le llaman "Ronaldelka".

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