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Juan Manuel Rodríguez

Yo de mayor quiero ser Serra Ferrer

Menudo discursito. ¿Así que deja el equipo hecho unos zorros y se marcha de vacaciones pagadas? Yo de mayor quiero ser Lorenzo Serra Ferrer (o Llorenç Serra Ferré, según circunscripciones autonómicas y estado anímico). Vaya verborrea. Qué arte el suyo. Gaspart no se dio cuenta de que Lorenzo-Llorenç había fabricado por las noches un butrón entre el vestuario local del Nou Camp y su retiro dorado en Cala D'Or o en las playas de Waikiki, Santo Domingo o cualquier otro nombre que suene a sol y zumitos de naranja recién exprimida. En el juego del mus se suele decir que "los mirones son de piedra", y eso es lo que se ha limitado a hacer el basalto Serra Ferrer, convertirse por el arte de unas cláusulas de indemnización en una cancagua mallorquina, un gabarro con bigote, un casquijo deportivo, inmóvil hasta julio, esperando la mejor ocasión para poner el cazo. Ha sido el más listo y rápido de la pradera porque, aunque el presidente trató de forzar su dimisión, éste le negó hasta tres veces seguidas.

Por eso yo quiero ser de mayor Lorenzo Serra Ferrer. Poder vacilarle a mi jefe (porque en eso consistió la rueda de prensa del otro día, una vacilada en su estado más puro) y sin perder ni por un instante mis aires de dignidad, elegir entre el partidito de tenis con el matrimonio Góngora en la pista número seis o un viajecito a la City para presenciar "Gatos" o "el Fantasma de la Opera". Detrás mío, el desastre más absoluto, la situación deportiva más ruinosa del Barcelona en los últimos tiempos; por delante, el azul del mar, las olas rompiendo contra las rocas y la arena bajo los pies descalzos. ¡Qué gustirrinín!... ¿Quien dijo que no existía el atraco perfecto?

Por eso yo comparto la filosofía de Jorge Valdano, esa que ahora pretende retribuir según el rendimiento deportivo de cada cual (lo que desconozco es si el bueno de Jorge se la aplicaría a sí mismo). Como sucede con el tope salarial, todos los clubes deberían ponerse de acuerdo entre sí para evitar las posibles fugas. En el caso concreto del ex entrenador culé, Joan Gaspart tendría que haber tenido un mecanismo que le posibilitara meterle mano al cachondo mental que, tras dejar al equipo roto, se permitió el lujo de comentar que le habían dado unas vacaciones. Dicho todo en las instalaciones del Barcelona, un club atado por un blindaje incomprensible.

Sólo cabe desearle unas felices vacaciones al turista accidental. Serra es "mano" y tiene tres reyes y un as. Al margen de lo que ocurra a partir de ahora con Carlos Rexach, él en julio será ascendido. O eso, o la cláusula que le garantiza más de mil millones de pesetas de indemnización... ¿Dónde hay que firmar?

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