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Juan Manuel Rodríguez

Yo iré con los Patriots... ¿y usted?

De todos es sabido que la Super Bowl late en el corazón mismo de los Estados Unidos. Es como el “día de Acción de Gracias de la NFL”, un instante único que para literalmente el país. Sirva un ejemplo para ilustrar esto que digo. En su libro La cuarta mano (Tusquets Editores. Colección Andanzas, 2001), el oscarizado John Irving otorga un protagonismo crucial a la disputa de la XXXII Super Bowl entre los Packers y los Broncos de Denver. Si Otto Clausen (“desde los seis o siete años de edad no se había perdido el saque inicial de un partido de los Packers, y no se perdería aquel. Sólo tenía treinta y nueve años, pero había visto las treinta y una Super Bowls anteriores, y vería la XXXII Super Bowl desde el saque inicial hasta el final”) no hubiera partido con su camioneta de reparto hacia el bar deportivo, tampoco habría perdido su mano y... En fin, no quiero destriparles una historia tan “irvingniana” y deliciosa como esa.

En su último vídeo, el criminal Ben Laden advierte que el conflicto se ha trasladado al interior de EEUU. Conscientes de ello, las autoridades han querido proteger con un celo especial el partido que disputarán los Patriots de New England y los Rams de St.Louis este 3 de febrero. El Louisiana Superdome de Nueva Orleans será controlado por el mismísimo servicio secreto de la presidencia. Y es que la Super Bowl no está sólo en el corazón sentimental, sino también en el económico y financiero. En realidad no hay nada más americano que ese partido, y por tanto es un objetivo claro para los terroristas. No en vano, el servicio secreto lo ha considerado como “evento de máxima seguridad nacional”.

En el estadio habrá aproximadamente 80.000 espectadores que se gastarán de media (todo muy americano) 48,72 dólares. La Georgia State University de Atlanta realizó un estudio sobre el impacto económico que produjo la XXXIV Super Bowl: ¡292 millones de dólares! Al final de esta semana, New Orleans habrá sido visitada por 30.000 personas; y los medios de comunicación habrán invertido cerca de 7 millones de dólares para cubrir el partido. ¿Por qué ese desembolso? Muy fácil: 8 de los 15 programas con mejor “rating” de la historia de la televisión en EE.UU. han sido Super Bowls. Sin ir más lejos, la final del año pasado fue el quinto programa más visto en la historia. Y que no se me olvide: no sé muy bien por qué, pero yo iré con los Patriots. ¿Y usted?


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