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Juan Manuel Sabugo

Veinte años sin Carl Sagan: el universo en el salón de casa

Carl Sagan ha sido el divulgador científico más importante de la historia. Recordamos su figura veinte años después de su muerte.

Carl Sagan ha sido el divulgador científico más importante de la historia. Recordamos su figura veinte años después de su muerte.
Carl Sagan (1934-1996), astronomo norteamericano | Cordon Press

Un 20 de diciembre de hace 20 años, Carl Sagan murió en la ciudad de Seattle, Washington. Fue el divulgador científico más importante de la historia. Solía decir que cuando uno se enamora se lo quiere contar a todo el mundo y "lo mismo pasa con la ciencia". Lo extraño es que Cupido acertara justo en su corazón con tan solo cuatro años de edad.

Sus padres, Rachel y Samuel, le llevaron a ver la Expo de 1939 de Nueva York. Su título era "El mundo del mañana" y en ella se presentaron inventos como la televisión, el aire acondicionado y las películas en color. Sin embargo, el hecho que conmocionó a Carl fue la denominada cápsula del tiempo. Consistía en un recipiente hermético enterrado a 15 metros de profundidad en cuyo interior se guardaron unos manuscritos de Albert Einstein y Thomas Mann, diversos números de la revista Life, una muñeca, un dólar estadounidense, un paquete de cigarrillos Camel, millones de páginas de texto en microfilm… Su destino sería el de dotar de cierta información a posibles civilizaciones futuras que no fueran capaces de conocer nuestra historia. Una imagen impactante y arrebatadora que, sumada a la percepción del mundo ordenado por el conocimiento que mostraba la exposición, marcaría las obsesiones de Sagan por el universo, la ciencia y la vida extraterrestre.

¿Estamos solos en el universo?

Con siete años sólo preguntaba qué eran las estrellas. Nadie de su círculo podía satisfacer sus dudas así que se acercó a una biblioteca y le pidió a la bibliotecaria un libro que "hablara de estrellas". Pasados unos minutos, la ingenua funcionaria trajo un ejemplar en cuya portada aparecía Clark Gable, Greta Garbo… Nadie podía imaginar que un niño estuviera interesado en las auténticas estrellas. Finalmente pudo leer sobre el tema y darse cuenta del tamaño del universo, del número de planetas y de las enormes distancias. En un mundo casi infinito parecía imposible que estuviéramos solos. Éste fue el tema recurrente en sus investigaciones iniciales y de su aparición en los medios. El boom del fenómeno OVNI hizo crecer su popularidad a la misma velocidad que su desprestigio en el mundo de Harvard.

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En 1972 la NASA decidió lanzar la Pioneer X para explorar Júpiter y Saturno. Carl, que había colaborado con ellos anteriormente, les persuadió para incluir una placa a modo de "mensaje en una botella" a posibles civilizaciones extraterrestres que interceptaran la sonda. Posteriormente repitió la experiencia con la Voyager, pero en este caso mandó un disco con imágenes y sonidos grabados. Su popularidad se había disparado gracias a su aparición en programas de televisión, en la portada de la revista Newsweek, y del gran éxito de su libro Los dragones del Edén.

Cosmos. La serie.

Cosmos significa en griego "orden del universo", pero si preguntas por las calles de los principales países del mundo los ciudadanos de suficiente edad identificarán esa palabra con un programa de televisión.

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Desde 1980 y durante 3 años Carl Sagan grabó el programa Cosmos: un viaje personal. Lo dividió en 13 episodios que fueron vistos por 400 millones de personas. Se trataba de difundir la historia de la astronomía y de la ciencia, además del origen de la vida. Sin embargo, lo que hizo de esta serie algo memorable, fue la capacidad de transmitir las magnitudes en las que se encuentran inmersos los objetos celestes. En Estados Unidos se ridiculizó su famosa expresión "billions and billions" (en español "miles de millones y miles de millones") porque era ésta la clave que atrapaba a los espectadores. "El número de estrellas en el universo visible es mucho mayor que la cantidad de granos de arena en todo el planeta Tierra." Frases como ésta, acompañadas de hipnóticas imágenes nos ponían, por primera vez, desde la comodidad de nuestros salones, ante la inmensidad del universo, desde el principio de los tiempos, a través de galaxias infinitas. La historia de las civilizaciones, en nuestro pequeño Planeta Azul, comparado con la creación de todo cuanto existe. "No somos nada" retumbaba en las cabezas de los espectadores sin poder evitarlo.

Cometió errores, pero…

Carl Sagan cometió errores. En una ocasión, realizó predicciones apocalípticas acerca de los perjuicios que en nuestro planeta provocarían incendios en pozos petrolíferos de Kuwait. La catástrofe no se cumplió. Algunos le acusaron de acercarse peligrosamente a la parte más sensacionalista de la ciencia; o en su última época, se sumergió en una visión excesivamente politizada del futuro de nuestro planeta Tierra.

Sin embargo, su capacidad para acercar los lugares más alejados del universo ha inspirado a generaciones. Gracias a él, niños de todo el mundo se interesaron por galaxias, planetas y estrellas. Leyeron y crecieron deseando conocer, algún día, los secretos del cosmos para poder explicarlo a otras generaciones. Hoy, una vez más, lo he podido hacer realidad.

"Para hacer una tarta de manzana primero tienes que crear un universo"
Carl Sagan

En Tecnociencia

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