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Juan-Mariano de Goyeneche

El silencio tiene copyright

El pintor Ad Reinhardt se hizo rico y famoso pintando cuadros completamente azules o rojos primero, y definitivamente negros años después. Otro pintor, Robert Rauschenberg, pensando quizá que la complicación oscurece al arte, dio el salto definitivo: lienzos completamente en blanco.

El compositor John Cage fue el padre de la famosa pieza pianística titulada 4'33''. En ella el intérprete se sienta muy serio delante del piano y completamente inmóvil interpreta 4 minutos y 33 segundos de silencio absoluto. (Martin Gardner, caústico, asegura que sus amigos que la escucharon coincidían en que 4'33'' era la mejor obra de Cage).

Muchos de los colaboradores de este periódico escriben al menos un libro al año, y todos llenos de letras: ¡un derroche de esfuerzo! El "Ensayo sobre el silencio", de Elbert Hubbard, cuidadosamente encuadernado y estampado en oro, contiene únicamente páginas en blanco, lo mismo que otros libros como "Lo que sé sobre las mujeres" o "The Nothing Book". Alguno tuvo varias reediciones, acontecimiento que no pueden festejar todos los libros que incluso contienen letras...

Obras vacuas como estas se encuentran bien documentadas en libros que tratan el tema de la nada, como "Festival mágico-matemático" (Martin Gardner, Alianza) o "El libro de la nada" (John D. Barrow, Crítica). Respecto a la gente que se gasta el dinero en ellas, nada que criticar: cada uno emplea su dinero como mejor le parece, y si además la forma en que lo hace despierta nuestra sonrisa, mejor.

Pero la cosa cambia cuando se pasa al abuso, que es algo que tienta mucho en el mundo digital. Este verano el compositor Mike Batt, que en su último disco había incluido una pista con 1 minuto de silencio, se quedó atónito al encontrarse con una denuncia por violación del Copyright que le lanzaron los herederos de John Cage. Debió ser cómico verles argumentar que el silencio de la pista de Batt se parecía sospechosamente al empleado por su antepasado Cage en 4'33''.

Las sensatas leyes de patentes permitieron que un australiano se diera el gusto de... ¡patentar la rueda! Aquí se pueden ver los documentos que presentó, incluidos los descriptivos dibujos que acompañaban al texto de la solicitud.

Tras recibir algunas críticas, IBM acaba de renunciar a la explotación de su patente número 6.329.919 que servía para decidir -eso sí, con ayuda de un ordenador- quién debe ser el siguiente en pasar... al cuarto de baño.

Las legislaciones sobre patentes y copyright se están llevando a extremos inaceptables. Y lejos de limitar estos abusos, en Europa se están tratando de ampliar para legalizar patentes de software y de modelos de negocio que, por cierto, la Oficina Europea de Patentes (EPO) ya está concediendo a lo Localia, pese a no estar legalizadas. La cantidad de abusos y concesiones ridículas en este campo de las patentes de programación es pavorosa (aquí se pueden ver unas cuantas; glosarlas requeriría muchos artículos monográficos) y su utilidad aún no se ha acreditado (aunque sí muchos de sus inconvenientes: 1, 2, 3, 4).

En España, el Senado aún está estudiando si acepta o no estas nuevas patentes. Aunque aquí, lejos de aprender de los errores ajenos tenemos cierta tendencia a repetirlos justo cuando los demás reconocen que se habían equivocado, confiemos en que esta vez se imponga el sentido común, tan esquivo...

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