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Juan Morote

Aborto vanguardista

¿Y el derecho del padre? ¿Acaso el padre no pinta nada? Resulta que el padre sólo pinta en función de lo que decida la madre.

Afirma la vicepresidenta del Gobierno que nos van a continuar laminando, ahora con una ley "vanguardista" sobre el aborto. La razón que el PSOE esgrime para justificar esta necesidad es que la actual regulación no contempla el drama que supone para una mujer interrumpir voluntariamente su embarazo, cuando en realidad lo que no hace el actual Código Penal es proteger adecuadamente la vida del más débil. Matar a un niño de ocho meses de gestación en el vientre de su madre es castigado con una pena de prisión de entre uno a tres años; matarlo con idéntico tiempo pero ya nacido conlleva una pena de entre quince y veinte, por ser de suyo un crimen alevoso. Es decir, que importa mucho más la circunstancia que el ser mismo del delito.

En lo concerniente al aborto, me gustaría aclarar dos cuestiones que, al menos desde mi punto de vista, son muy importantes. La primera de ellas es que el feto que se halla dentro del vientre materno no es parte de la madre. Una cosa es que la vida del feto sea dependiente, y otra cosa completamente diferente es que sea la misma persona que la madre. Desde la fecundación, el feto posee un código genético único y distinto del de la madre y en el que además se halla impreso todo su programa de desarrollo. Por lo tanto, el feto debe ser tratado como un otro, alguien diferente que encima es más débil.

La segunda aclaración que procede realizar es elucidar qué se está protegiendo con el delito de aborto. Con cada delito (tipificación penal de una conducta) se protege un bien jurídico valioso. En el caso del aborto, el sentido común nos lleva a concluir que lo que se protege es la vida en formación o dependiente. Esto que parece algo elemental no es tan evidente a nuestros gobernantes. Recordemos que en su archifamosa Sentencia 53/85, el Tribunal Constitucional estableció que la vida del no nacido constituye un bien jurídico cuya protección encuentra fundamento en el artículo 15 de la Constitución ("Todos tienen derecho a la vida…").

En cambio, para los actuales dirigentes del PSOE el bien jurídico protegido es el interés demográfico del Estado. Esto resulta coherente con una visión de la sociedad plagada de reminiscencias estalinistas, fundamentalmente sobre lo que son la vida y la libertad. Pero no lo dicen, y por tanto no se nos va a hablar de aborto, ni de vida en formación ni de vida dependiente, sino sólo de los obispos y del supuesto derecho de la madre a decidir.

Vamos a asistir a una campaña orquestada por los de siempre, basada en la emotividad más irracional y con un doble objetivo: cargar contra los obispos e incidir en el adoctrinamiento moral de la sociedad. Frente a ese supuesto e inexistente derecho de la madre, yo me pregunto ¿y el derecho del padre? ¿Acaso el padre no pinta nada? Resulta que el padre sólo pinta en función de lo que decida la madre, es decir, que la madre decide sobre la negación o asunción tanto de la maternidad como de la paternidad. Mucha igualdad no veo yo por aquí.

Pero volviendo a la esencia del tema, la ley vanguardista servirá para despenalizar la conducta de quien de un modo egoísta decide poner fin a una vida humana que se halla en una posición de máxima debilidad. Esto sí es un déjà vu: los socialistas apoyando la postura del fuerte y, una vez más, uno de tantos liberales al lado del débil. Así es la vanguardia.

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