A vueltas con lo de Ignacio Echevarría y el cirio que efectivamente se ha montado en El País al respecto. Como esto no puede quedar así, a alguien, y me imagino a quién, le debe oler ya la cabeza a pólvora. Tiene que haber un responsable y como no puede ser Aznar, maldita sea, tendrá que ser de la casa (preferiblemente del propio "Babelia") y fácilmente parapetable, además, a un puesto oficial de consolación en la Administración, una jefatura de prensa o algo por el estilo, pues, si acierto en la identidad del futuro chivo expiatorio (¿o debería decir chiva?), los medios los tiene ya muy quemados. Algún intento ha habido –y en la llamada prensa conservadora– de echar la culpa a los periódicos digitales por haber difundido la famosa carta, es decir, por haber hecho lo que tenían que hacer con una carta abierta, pero no ha dejado de ser más que una cortesanía tan desplazada como inoportuna por parte del escribidor, pues ni por eso le van a volver a contratar en El País (aunque nunca se sabe), ni ha quedado zanjada la cuestión, como pretendía en su artículo.
Julia Escobar
La carta de los setenta y cuatro
Algún intento ha habido –y en la llamada prensa conservadora– de echar la culpa a los periódicos digitales por haber difundido la famosa carta, es decir, por haber hecho lo que tenían que hacer con una carta abierta
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