Menú
Julia Escobar

La levedad de la tierra

En una república de Centroamérica de cuyo nombre el autor no parece querer acordarse, aunque recuerda sospechosamente a El Salvador, un joven italiano de buena familia vive una experiencia excitante: rastrear las huellas de un pasado no demasiado remoto ligado a la aventura mexicana de Maximiliano de Habsburgo, que terminó en desventura como es de todos sabido.

Mientras el apuesto y desprejuiciado Álvaro Pignatelli se dedica a buscar en los burdeles y los salones de las casas elegantes de la ciudad, con una diligencia impropia de esos lares, al dueño de un delicado estuche de plata, en Europa está desarrollándose la Primera Guerra Mundial, que pondrá fin al siglo XIX. Los protagonistas parecen venturosamente ajenos al conflicto; están demasiado ocupados en sobrevivir y en proteger sus cafetales y sus vidas del calor, de la lluvia torrencial, del lodo, de los volcanes y de los terremotos que, de tanto en cuando, les obligan a cambiar el mobiliario urbano, incluidas la catedral y la logia masónica.

La trama de este libro le sitúa en el género de la mejor novela histórica. Hay un enigma sin resolver (¿Dónde está el cadáver de Maximiliano de México? ¿Por qué le temía tanto su hermano, el Emperador Francisco José? ¿Adónde iban los dineros de la Emperatriz Sissí?), hay una conspiración y, por consiguiente, una intriga que se desarrolla al ritmo de los factores climáticos que son los que van marcando el tono de la acción, casi como un contrapunto musical. La tormenta estalla y el enigma queda finalmente resuelto.

Santiago Miralles es un joven escritor madrileño, diplomático de carrera (lo que explica, entre otras cosas, el perfecto dominio de tantas materias mundanas) que ha escrito, sin caer en la parodia, una magnífica novela de aventuras latinoamericana en la que no echa en saco roto ninguno de los logros de ninguno de los realismos presentes ni pasados, ya sean históricos o mágicos.


Santiago Miralles, La tierra ligera, Ediciones de la Discreta, El Escorial, 2000, 302 páginas.

En Tecnociencia

    0
    comentarios