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Julián Schvindlerman

Netanyahu en la Argentina

Emergieron voces hostiles a esta visita por parte de los sospechosos usuales: radicales islámicos, palestinos locales, militantes antisionistas y judíos izquierdistas.

Emergieron voces hostiles a esta visita por parte de los sospechosos usuales: radicales islámicos, palestinos locales, militantes antisionistas y judíos izquierdistas.

Este lunes aterrizó en la Argentina el primer ministro Binyamín Netanyahu, viaje que se inscribe en una línea que se remonta a 1951, cuando Golda Meir vino aquí, inaugurando una sucesión de visitas que incluyó las de Abba Eban, Levy Eshkol, David ben Gurión, Isaac Rabín y Shimon Peres.

La visita de Netanyahu ocurre en un nuevo momento político argentino. Hace unas pocas semanas estuvo aquí el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Anteriormente nos visitó Barack Obama. El presidente Mauricio Macri se reunió con Donald Trump en Washington DC. Macri y Netanyahu compartieron un encuentro en Davos y el primero visitó Israel cuando era alcalde de Buenos Aires. La Legislatura porteña declaró al premier israelí "visitante ilustre".

Todo esto es novedoso para los argentinos acostumbrados a doce años de kirchnerismo, que se relacionó con entusiasmo diplomático con naciones como Cuba, Venezuela, Libia e Irán y apoyó la causa palestina en las Naciones Unidas. Durante su mandato, la presidente Cristina Fernández de Kirchner viajó a Libia, donde alabó a Muamar Gadafi, aplaudió a Hugo Chávez y a los hermanos Castro y abrazó al Irán de Ahmadineyad, con el cual firmó un memorando de entendimiento que buscó exonerar a los perpetradores del atentado contra la AMIA en 1994. Actualmente está siendo investigada por la Justicia y podría ser acusada de complicidad con Irán y posiblemente de traición a la patria.

De manera que este viaje de Netanyahu puede leerse como un apoyo a la nueva orientación internacional de este país sudamericano. Como era de esperar, emergieron voces hostiles a esta visita por parte de los sospechosos usuales: radicales islámicos, palestinos locales, militantes antisionistas y judíos izquierdistas.

Así, un diputado de izquierda presentó un proyecto de declaración en la Cámara de Diputados que tachaba a Israel de Estado "genocida", "colonialista" y "artificial". La Organización Islámica Argentina emitió un comunicado en el que se definía al Estado judío como "terrorista, criminal y usurpador". La titular de la Federación de Entidades Argentino-Palestinas dijo a EFE que Netanyahu "es fundamentalmente un criminal, producto de un ideario colonizador que tiene que ver con el sionismo y que ha raptado también al judaísmo". Un grupo llamado Comité para la Expresión de los Pueblos organizó una conferencia de prensa al objeto de protestar contra las relaciones bilaterales entre ambos países. Judíos argentinos, algunos residentes en Israel, publicaron en el diario opositor Página12 una carta abierta a Macri y a Netanyahu reclamando la entrega de documentos sobre las relaciones entre ambos países en el período de la dictadura argentina, 1976-1983. El Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino convocó a una marcha de protesta frente a la embajada de Israel, a la que adhirieron la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, el Centro de Militares para la Democracia Argentina y otras agrupaciones que, tras la máscara de los derechos humanos, promueven una agenda antiliberal y tercermundista. Una agrupación de judíos antisionistas aliados al kirchnerismo repudió la visita de Netanyahu y el fortalecimiento de las relaciones de Israel con la Argentina, México y Colombia -las otras escalas del viaje- porque promueve "el estrechamiento de alianzas con Gobiernos neoliberales que privilegian políticas decididamente antipopulares" y condenó los acuerdos militares en ciernes a los que vio orientados -"sin dudas"- a "la represión de las luchas sociales de los sectores más humildes de nuestro continente". El Che Guevara aún vive aquí.

Ante esta avalancha de manifestaciones hostiles, un puñado de intelectuales judeo-argentinos tomamos la iniciativa de manifestarnos públicamente a favor de esta visita y dimos nuestra bienvenida personal al premier israelí. También declaramos:

Creemos que el encuentro entre los líderes de dos democracias vibrantes debe aplaudirse, no protestarse, y vemos con agrado que la Argentina en este último año y medio haya optado por acercarse a las naciones libres del mundo, dejando de lado la extraña fascinación que por regímenes totalitarios había mostrado el previo Gobierno.

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