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Julio Cirino

Cierre de campaña, rumores y expectativas

La noche del pasado jueves, los cuatro candidatos que encabezan las encuestas: Luis Inacio “Lula” da Silva, por el Partido dos Trabalhadores (PT); José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileira (PSDB); Ciro Gomez, del Partido Popular Socialista(PPS) y Anthony Garotinho, por el Partido Socialista Brasileiro (PSB), subieron a los estrados individuales que la red TV Globo había preparado en su más importante estudio de TV y se lanzaron a tratar de capturar hasta el último voto posible.

El jueves había estado cargado de rumores bastante disparatados; desde la renuncia intempestiva de Ciro Gomez a su candidatura hasta un atentado contra la vida de Lula; todos ellos desvirtuados con el correr de las horas. Sin embargo, estos rumores y los incidentes con las bandas de narcotraficantes en Río de Janeiro a comienzos de la semana llevaron al Gobierno, que no desea correr riesgos, a ordenar que el Ejército “ocupará” militarmente las principales ciudades (en particular Sao Paulo y Río) para garantizar el orden público durante la votación.

Por primera vez en la historia de Brasil, los 115 millones de electores registrados van a emitir su voto en forma electrónica, para lo que se dispone de algo más de 400.000 urnas. Estas son bastante parecidas a un cajero automático, del tamaño de una computadora portátil; el sistema comenzó a utilizarse parcialmente en 1996, en las elecciones municipales del año 2000, y en unas cuatro horas se pudo tener el cómputo prácticamente concluido. El elector sólo debe recordar las dos cifras que identifican a los candidatos presidenciales, al introducirlas aparece en la pantalla la foto del candidato para que el votante pueda asegurarse de a quién da su voto. Claro que el sistema se hace más complejo cuando se llega al nivel de los candidatos municipales, dado que son cinco las cifras a ingresar. Una tecla de color rojo permite rectificar de forma instantánea cualquier error. Para aquellas zonas rurales que carecen de electricidad hay previstas casi 20.000 urnas que operan con baterías y, por último, habrá también tradicionales urnas de lona por si toda la tecnología fallara. El Superior Tribunal Electoral aseveró que el recuento de votos no llevará más de unas cinco horas.

Volviendo al debate televisado, a pesar de los rumores respecto a las denuncias de último momento, este se desarrolló sin ningún incidente: la discusión muy viva mostró a Lula seguro de su triunfo brindando una imagen conciliadora pero a la vez buscando atraer el decisivo voto femenino. Con un número de indecisos cercano al 10 por ciento del padrón, Ciro Gomez, José Serra y Anthony Garotinho coinciden en un objetivo: impedir que Lula alcance el 51 por ciento de los votos, lo que le permitiría consagrarse sin necesidad de segunda vuelta. Al cierre de la campaña, tanto Ciro Gomez como José Serra albergaban esperanzas de pasar a esta segunda vuelta donde el juego de alianzas les abriría, al menos en teoría, la posibilidad de derrotar a Lula.

Esto, a 24 horas de las elecciones, parece algo remoto y no son pocos los empresarios y economistas que comienzan a adherirse ahora al candidato del PT. De hecho, si bien en un clima muy volátil, el real recuperó valor frente al dólar durante el viernes, después de haberse acercado peligrosamente a un valor cercano a los cuatro reales por dólar un día antes. Entonces cerró finalmente a 3,60.

Argentina no podía estar ausente en las elecciones de su vecino, claro que la presencia fue muy sui generis porque la situación de este país fue utilizada —en especial por el candidato del oficialismo, José Serra— como un verdadero “cuco”, mostrando su situación como un ejemplo de lo que podría suceder a Brasil si se equivocaba el rumbo. Todos los candidatos coincidieron durante el debate en que sus políticas nunca incluirían confiscación de los ahorros o forma alguna de “corralito” financiero, tal y como sucedió en Argentina. Sí que discreparon en temas como el Área Latinoamericana de Libre Comercio (ALCA) o el pacto sub-regional, conocido como MERCOSUR, apoyado de forma entusiasta por Lula pero criticado apenas veladamente por José Serra, mientras que Ciro Gomez mostraba sus preferencias por este, en detrimento de un ALCA calificado como proyecto norteamericano.

La pregunta que queda flotando es si Lula da Silva habrá logrado cautivar al suficiente número de electores para consagrase el domingo o si sobrevendrán tres semanas más de incertidumbre hasta conocer al nuevo presidente. El domingo por la noche se espera la respuesta.

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