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Julio Cirino

La carta del naufragio

Querido Norman:

Te había prometido estas líneas pero te escribo cansado, aburrido, preocupado y con algo de frío. Pase el viernes y todo el fin de semana escuchando una y otra vez las preguntas incorrectas, que por cierto reciben respuestas irrelevantes.

Ya habrás visto desde tu querida y calurosa Virginia que el obsesivo y obsesionante “riesgo país” superó los 1500 o 1600 –ya ni me acuerdo– cosa que , en síntesis nos dejó igual que Nigeria; y quién en sus cabales va a llevar su dinero a Nigeria o a Buenos Aires.

Por eso me canso cada vez más con los análisis, los analistas, los comentarios, los comentaristas y nuestros dirigentes envasados en bronce. Te cuento los temas claves de las últimas horas, tomá nota: Alfonsín (si, el ex–presidente) se impone con sus opiniones sobre De La Rúa, o es a la inversa. Los gobernadores del Justicialismo (antes se llamaban peronistas, te acordás) le sonríen al Jefe de Gabinete, o le muestran los dientes (si es esto último, cuántos... importante asunto este). El Frepaso (grupo de partidos inclinados a un progresismo criollo que ustedes llamarían “liberals”) se va o se queda en alianza con los “radicales” (la vieja Unión Cívica Radical). El partido del ministro de economía “Domenico Caballo”, Acción por la República, o algo así, mantiene su apoyo al gobierno de De La Rúa, sirviendo para darle más firmeza (qué ironía) al Delarruismo para batirse a muerte contra los seguidores del malvado Alfonso.

Te podría aburrir a muerte durante las horas de más calor de tu verano, contándote las interminables discusiones, personales, radiales y televisivas sobre el sexo de los ángeles (tema que por cierto no hemos resuelto aún) o lo que es igual, si la nueva poda de salarios para los empleados estatales, jubilados etc, que se conocerá el lunes será del 11, 12 o 15% (si no fuera trágico podríamos apostar la cerveza).

Otra letanía me persiguió el fin de semana: Hay que calmar los mercados... por Dios, que alguien les dé un valium inyectable a ver si así se calman. Por cierto, cómo hacen ustedes para mantenerlos calmados. No se dan cuenta de que acá no quedó nadie, y si sabes de alguien en Wall Street con posiciones en Argentina avísame que lo llamo para felicitarlo (o darle el pésame, como quieras).

En las últimas horas del domingo se habla de cuál será la reacción para el lunes a la mañana, de la falta de credibilidad política, se habla de la cartita que tu presidente le envió al nuestro (por cierto, casi desintegran el sobre buscando a ver si había algún dinerillo dentro) se habla también del “apoyo” (palabra que en Argentina, como sabes, puede interpretarse de varias maneras) recibido del Banco Mundial que dijo que las medidas son “las correctas”.

Tengo la impresión, mi viejo amigo, de que en algún momento perdimos el camino en serio; vos sos economista, yo no, fuiste banquero, y yo trato de estar lo mas lejos que puedo de los bancos, pero explícame algo; cómo hacés para tener una economía saludable y exitosa en medio de una sociedad desequilibrada y enferma. En qué apoyás la economía de tu país si no es en sus industrias, fábricas, laboratorios, en sus científicos, sus operarios, sus carpinteros, sus músicos y sus soldados, o realmente se puede hacer un país de números en medio de una nube contable financiera; se puede hacer un país de financistas?

No creo, porque cuando ustedes fundaron el “pinche” paísito que hoy tienen dijeron algo así como que querían fundar “...una nación bajo Dios, indivisible con libertad y justicia para todos...” y no les salió tan mal, nosotros hoy no tenemos ni la una ni la otra. Si, ya se lo que me vas a decir, que no es tu culpa, pero qué esperás, que te diga que la tenemos nosotros; ni loco... ustedes (los gringos) y ahora los gallegos (que vienen a ser los nuevos gringos) cargarán con el fardo.

Qué los inversores ya se fueron, te lo conté y además vos lo sabés mejor que yo, no volverán por bastante tiempo, tampoco es novedad; encima, viste las noticias de Brasil, la situación no es justamente de maravillas.

¿Sabés qué creo? Que nos olvidamos de la gente. Que nuestros dirigentes llegados a la función pública se sienten de otra raza, hablan en frases célebres y se molestan cada vez que alguien les pide cuentas.

Qué vamos a hacer? No sé, no tengo idea, supongo que seguir en interminables reuniones peleando por los despojos de lo que no supo ser un país...

Me cansé, te escribo en la semana...

Julio A. Cirino preside el Centro de Estudios Hemisféricos Alexis de Tocqueville (CEHAT), con sede en Buenos Aires.

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