Querido Pablo:
Primero, estoy preocupada. Y segundo, hasta el moño de la prima de riesgo y de seguir "los llamados mercados" (parece ya un sustantivo de dos palabras). ¡Lo del mes de agosto calentito será una broma! Porque cómo sea más caliente que julio con la prima echando un humo de más de 600 grados, la calle incendiando España y los ministros, negros y más quemaos que la moto de un hippie... sinceramente, apaga y vámonos. Me da hasta vergüenza decir que en unos días estaré de vacaciones o hablar de piñas coladas a sabiendas de que hay gente que ya no tiene ni para comer. Y la verdad que eso de "apaga y vámonos" parecen estar diciéndolo los (llamados) mercados y los dirigentes europeos.
La sucesión de acontecimientos, la rapidez con la que ocurren, los anuncios, las rectificaciones o improvisaciones del Ejecutivo y el microclima depresivo del Congreso hacen que una, a veces, pierda la perspectiva. Y esta semana se han dado todos los factores necesarios para no saber exactamente qué imagen muestra la panorámica española. Ese desconocimiento de la situación no es ajeno a los portavoces del Congreso, ni siquiera a los del PP que, en privado, se quejan de que no saben por dónde va el viento que mueve a su presidente. La Junta de Portavoces del martes, el pleno vespertino, la sesión de control en el Senado, incluso el pleno del jueves en el que volvió a aprobarse el mayor recorte social de la democracia (y no parece que sea el último) de 65.000 millones de euros... todo parecía un teatro en el que el Gobierno ocultaba la realidad y la oposición la agravaba para sacar tajada. Es decir, lo mismo que en 2010 pero con los papeles cambiados. "El Gobierno sólo y la oposición dejándole caer", me dijo un portavoz minoritario cuyos juicios me son siempre de ayuda.
Y es que no son pocas las referencias a lo vivido hace uno y dos años. En mayo de 2010 y en agosto de 2011. El jueves, el pasillo del Congreso fue un funeral de rostros apagados, incluso cansados de este choque permanente de trenes entre Gobierno y oposición. Algunos socialistas –la mayoría, la verdad–, salían contentos del Hemiciclo ante una intervención de Alfredo más subida de tono (en la forma, pero no en el fondo). Que no se me quede en el tintero que algunos auguran que "a Alfredo le queda menos de un año", pero esto no es lo importante hoy. Lo que me llamó la atención fueron las referencias al pasado por parte de unos y de otros. Montoro recordándole a Rubal que él "puso a España a los pies de los caballos, ¿es que ya no se acuerda?"; y Rubal respondiéndole que el mayor irresponsable fue él por decirle a la portavoz de CC, Ana Oramas "dejad caer a España que ya la levantaremos nosotros".
Dos cosas se comentaron muchos en los pasillos. Primero, que Montoro no negó la mayor. No dijo que fuera falsa la afirmación realizada en mayo de 2010 cuando el PP votó contra los ajustes en un momento en el que España estuvo al borde de la intervención. La segunda, la negación de cabeza de Alfredo cuando el titular de Hacienda le aseguró que él influía en las decisiones de Zapatero hace un año, ya fuera del Gobierno y como candidato del PSOE. Te contaré que en esto a Rubal no le falta razón. Una de las cosas que publiqué en el libro Bajo las alfombras del Congreso fue la conversación que Zapatero y Rubalcaba mantuvieron cuando el primero le anunció la reforma de la Constitución propuesta por Rajoy un año antes y que mató definitivamente a Alfredo como candidato a La Moncloa. Tras varias llamadas telefónicas, hasta las tres y pico de la madrugada, y en las que ambos se colgaron el teléfono, Rubalcaba le dijo a ZP: "¡José Luis, no me puedes hacer esto. Es letal para nuestra campaña!". Llegó incluso a amagar con tirar la toalla y abandonar su candidatura a La Moncloa, pero Zapatero se mantuvo. Al colgar el teléfono éste, Rubalcaba, le dijo a un asesor cercano: "Es la conversación más dura que he tenido con José Luis en once años".
Si te cuento esto es porque me consta que esto de la política, al igual que la economía, es cíclico. Son muchos los que ahora critican a Mariano, desde su propia bancada, por comunicar poco, comunicar mal e, incluso, por estar matando a los partidos políticos y a la política en general. Porque, por ejemplo, ¿cuántos concejales perderá el PP en País Vasco y Cataluña con el recorte del 30% que propone el presi?". Ahí te lo dejo.
Sin embargo, tras muchas críticas y conversaciones, ayer mantuve una especialmente clarificadora. Te hablo de cifras Según mis fuentes, en los últimos cuatro años, el estado español gastó 352.000 millones de euros más de lo que ingresó. En 2011, el déficit sólo fue de 90.000 millones. La frustración de las fuentes anónimas llega al comprobar que el mayor hachazo social a los españoles no sirve para prácticamente nada. El copago farmacéutico permite ahorrar 7.000 millones; las tasas universitarias, 3.000; la supresión de la paga extra, 4.000; la subida del IVA, entre 7.000 y 8.000 al año. Sumado a los 15.000 millones del IRPF dan un resultado de 36.000 millones de euros. En otras palabras, que el mayor recorte de la historia no llega siquiera para pagar la mitad de lo que debemos este año y todavía nos faltan tres más.
En resumen, que el rescate es prácticamente inevitable. Mariano lo sabe; también Soraya, Guindos y Montoro. Y de ahí sus nervios, sus caras de agotamiento y sus insomnios. Y también lo sabe Alfredo, cuya oposición sube la crítica a la fuerza porque Alfredo, como Mariano, sabe que le queda poco en el convento y que tiene que hacer lo que pueda hasta entonces. Más cosas tienen en común, querido Pablo, ambos como líderes de la oposición votaron en contra de los ajustes que nos imponen desde fuera para no dejarnos caer. Ahora que se llevan los eufemismos, te diré que a lo de Rubalcaba (como a lo de Rajoy en 2010) lo llamo irresponsabilidad y partidismo; y a la situación "sin libertad" en la que estamos, RES-CA-TE de hecho, que será de derecho en agosto. Por una vez desde hace meses coincido en algo con Rosa Díez...
Un beso
Ketty
PD. Respecto a nosotros, te diré que con la que esta cayendo me siento como en una serie española de post-guerra. O casi mejor, como en Casablanca... En fin. Siempre nos quedará... ¿Berlín?