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Laurence A. Elder

Hollywood se calla ante el antisemitismo progre

Hollywood odia el antisemitismo siempre y cuando provenga de un blanco, varón, cristiano y conservador. Pero en lo que respecta al antisemitismo de los negros y a los insultos contra los cristianos, da su aprobación.

Admitamos, a efectos argumentativos, que la diatriba antisemita de un Mel Gibson borracho perdido lo convierte en una persona con impenitentes prejuicios no correspondidos hacia los judíos.

Barbara Walters, co-presentadora del programa "The View", machacó a Gibson. La mujer que una vez llamó sexy al brutal dictador Fidel Castro anunció que no vería ninguna otra película de Mel Gibson. Un poderoso y famoso agente de Hollywood animaba a Hollywood a "ignorar" a Gibson. Un importante productor, en un anuncio anti-Gibson pagado en la prensa, decía: "Cuando yo hacía películas, había algo llamado cláusula 'moral' en los contratos de los actores. ¿Ya no existe eso?" Un rabino me decía que la perorata de Gibson –que "los judíos causan todas las guerras"– parece haber sido "planeada a fondo". ¿Planeada a fondo?

¿Los críticos de Gibson piensan realmente que un Gibson sobrio se cree que "los judíos provocan todas las guerras"? ¿Todas ellas? Recuerde, Gibson protagonizó y dirigió Braveheart, una película ganadora de varios Oscar acerca de una guerra entre escoceses y británicos. ¿Un Gibson sobrio cree realmente que los judíos provocaron esa? ¿Qué hay de la Revolución americana? ¿O de la Guerra Civil de Inglaterra, o la Guerra Civil de América, o las Guerras del Peloponeso o de tantas y tantas otras guerras?

La Liga Anti-Difamación (ADL) denunciaba al ex senador Fritz Hollings, D-S.C., que se oponía a la guerra de Irak. Hollings culpaba de la guerra a Israel, afirmando: "No siendo Irak una amenaza, ¿por qué invadir un país soberano? La respuesta: la política del presidente Bush de proteger Israel... Extender la democracia en Oriente Medio para proteger a Israel arrebataría a los demócratas el voto judío". Abraham Foxman, de la ADL, afirmó entonces: "Esto recuerda los discursos antisemitas de hace siglos acerca de una conspiración judía para controlar y manipular el gobierno".

Díme, Hollywood, ¿por qué tiene licencia el "documentalista" Michael Moore? Moore, dirigiéndose a una audiencia en Liverpool, Inglaterra, criticó la guerra de Irak, argumentando que Estados Unidos entró en ella gracias a "las compañías petroleras, Israel y Halliburton". ¿No exponían el ex senador Hollings y Moore la misma idea, que Israel ejerce una influencia insalvable en los políticos estadounidenses, forzando al país a entrar en guerra por la seguridad nacional de Israel en lugar de hacerlo por la nuestra? Cuando Hollings lo dijo, la ADL lo denunció como una infamia. Pero cuando Moore –representado por un poderoso agente judío– dijo lo mismo, no pasó nada.

¿Y qué hay de la aceptación por parte de la industria del ocio de los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton, a pesar de sus declaraciones antisemitas? Jackson, estando perfectamente sobrio, llamó a los judíos hymies (un término despectivo, tipo "negro de mierda") y a Nueva York Hymietown. Al principio incluso negó haber proferido esos insultos. El amigo de Jackson, el antisemita Louis Farrakhan, amenazó la vida del periodista que informó sobre los insultos antisemitas de Jackson, y advirtió públicamente a los judíos de no perjudicar a Jackson. A pesar de las peticiones, hasta la fecha Jackson ha rechazado condenar a Farrakhan, un hombre que hace tiempo llamaba al judaísmo "la religión de las alcantarillas". La CNN concedió más tarde a Jackson un programa de televisión llamado "Both Sides with Jesse Jackson". No está mal.

Sharpton se refería a los judíos como "comerciantes de diamantes" durante una revuelta en la zona neoyorquina de Crown Heights, y decía, "Si los judíos quieren sumarse, dígales que se metan sus kippas donde les quepan y que vengan a mi casa". William Morris, una de las agencias más poderosas de Hollywood, empezó a representar a Sharpton en el 2004 y casi inmediatamente le puso delante un contrato de presentador para un reality show de una cadena de televisión por cable llamado "I Hate My Job". TV One emite ahora el programa de Sharpton "Sharp Talk", y algunos de los tabloides de Hollywood informaban recientemente de los planes de Sharpton de interpretarse a sí mismo en una comedia de la CBS llamada "Al in the Family".

El padre de Gibson merece se denunciado como un revisionista del Holocausto. Pero, ¿qué pasa con aquellos que trivializan el Holocausto?

El actor David Clennon, estrella de "The Agency", de la CBS, al condenar al presidente Bush y su administración, decía: "no estoy comparando a Bush con Adolf Hitler porque George Bush, por una parte, no es tan inteligente como Adolf Hitler y, por otra, George Bush tiene mucho más poder del que tuvo nunca Adolf Hitler". De modo que Clennon compara a Bush con un hombre que masacró a 6 millones de judíos y otros 5 millones de personas y provocó una guerra en la que murieron unos 50 millones. Ninguna condena.

¿Y qué pasa con la dieta anticristiana y anticatólica de Hollywood? Brent Bozell, de Media Research Center, recuerda a Ian McKellen, actor en "El Código Da Vinci", que acusó a la Iglesia Católica de "engañarnos todo el tiempo". McKellen también decía que "la Biblia debería tener una cláusula en la portada diciendo que es ficción". Citando muchos ejemplos, Bozell se pregunta por el especial "Felices Jodidas Navidades" de Comedy Central en el que la historia de las Navidades era una chorrada. O por el personaje de "Rescue Me" que tienen visiones de Jesús con María Magdalena, incluyendo una en la que él mismo tiene relaciones con María Magdalena cuando Jesús les sorprende e intenta matarlo con una escopeta. Bozell muestra que a las mismas personas que atacan a Gibson se les traga la tierra cuando Hollywood ridiculiza a los cristianos. "Los ejemplos de fanatismo anticristiano y anticatólico en Hollywood no parecen tener fin", escribe Bozell. "Cada uno de ellos es más desagradable y más sórdido que nada que Mel Gibson haya dicho nunca".

¿Moraleja de la historia? Hollywood odia el antisemitismo siempre y cuando provenga de un blanco, varón, cristiano y conservador. Pero en lo que respecta al antisemitismo de los negros y a los insultos contra los cristianos, da su aprobación.

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