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LAS GUERRAS DE TODA LA VIDA

El descubrimiento de Tarradellas

Hace años que esperaba un libro así, sobre el hombre aparentemente más querido del catalanismo, sin duda el más querido por los catalanes, el Deseado de 1977, pero a la vez el más traicionado por los políticos nacionalistas del Principado.


	Hace años que esperaba un libro así, sobre el hombre aparentemente más querido del catalanismo, sin duda el más querido por los catalanes, el Deseado de 1977, pero a la vez el más traicionado por los políticos nacionalistas del Principado.

Yo estaba en Barcelona el 23 de octubre de 1977, y escuché aquel impresionante "¡Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!", así como la aclamación posterior. Pronto hará 34 años de aquello. Y puedo decir sin vacilación alguna que aquel hombre no apuntaba en absoluto al perverso y destructivo régimen autonómico que padecemos, ni al excluyente soberanismo de Pujol y sucesores.

Por eso, cuando nos reunimos unos pocos para demandar la creación de un partido político no nacionalista en Cataluña, pensamos que su nombre podía y debía referir al criterio de Tarradellas y, por ende, llamarse Ciutadans (que los montes hayan alumbrado un ratón no tiene nada que ver con aquellas primigenias intenciones).

Uno sabía quién era Tarradellas, y ese uno abarca desde el tío de a pie que pasa por las Ramblas hasta el rey, y por eso es consciente desde hace mucho de que Pujol, primero, y toda la galería de frikis posterior, con culminación en ese personaje que se nombra Carod Rovira y sus secuaces inmediatos, han hecho lo indecible por ocultarlo durante largo tiempo. En ese sentido, la aparición de este libro sobreviene en momentos en que el tema está, en cierto sentido y en círculos muy restringidos, de moda, sobre todo después de la publicación reciente de la obra de Jesús Palacios sobre el 23-F, El rey y su secreto. Palacios explica muy bien la preocupación de Tarradellas, y de muchos otros, por la deriva del sistema hacia el Estado de las autonomías tal y como está configurado.

Yo no espero de Jesús Conte reflexiones parecidas a las de Palacios, ni me inquieta que no las haga en Tarradellas, testigo de España, el libro al que me refería al principio de esta nota. Se trata de personas muy distintas. Conte ha sido jefe de prensa de la Generalitat catalana hasta 2003, es decir, gozó durante años de la confianza de Pujol, quien no gozaba de la de Tarradellas. Pero, nacionalista o no, se ha ocupado largamente de la vida de Tarradellas, ya en su anterior obra, Cap a la Generalitat. Y su esfuerzo se ha centrado en la búsqueda documental y en la comunicación de sus hallazgos en ese terreno. Éste es un libro de citas, con una amplia investigación de la correspondencia del protagonista, que no sólo lo pinta a él, también a personajes tan diversos como Santiago Carrillo o Salvador Espriu, pasando por una larga serie intermedia en la que entra casi todo el mundo de cierto peso en la época.

Por eso la obra de Conte es un libro-fuente, de aquellos de los que no se puede prescindir durante años, hasta que llega alguien y escarba un poco más y resume y expone con otros criterios. Y de aquellos de los que pueden salir otros libros y mucho material periodístico. Por el momento, quien quiera acercarse a la figura del biografiado –casi autobiografiado, a la vista de la abundancia documental– no tiene a mano nada comparable. Tarradellas, testigo de España no debe, pues, faltar en ninguna biblioteca de interesados en este misterioso país y los orígenes de un régimen que nos devora día a día.

No todo el mundo cambia. Carrillo, por ejemplo, es un tipo que, a lo largo de su ya casi excesiva existencia, ha ido dando vueltas, modificando posiciones de acuerdo con sus necesidades de cada momento, precisamente para no cambiar. Tarradellas es el prototipo opuesto: el de hombre que cambia porque aprende. El que regresó en 1977 no era en absoluto el que se había marchado en 1939. Había sido sensible a la realidad y, además de ser siempre un político, se había ido convirtiendo en un intelectual que conocía cada rincón del mapa de España a la perfección. Las personas decentes cambian necesariamente, regla que en el caso se cumplió ampliamente.

Está bien expuesta la metamorfosis de Tarradellas entre 1934, cuando la declaración del Estat Català, y la fecha de su vuelta. Se comprende muy bien cómo había llegado a la fórmula abarcadora de los ciudadanos de Cataluña. Cómo un hombre de bien llega a la razón. Y también cómo y por qué es traicionado, utilizado y, finalmente, descartado cuando su dignidad le impulsa a retirarse.

 

JESÚS CONTE: TARRADELLAS, TESTIGO DE ESPAÑA. Destino (Barcelona), 2011, 380 páginas.

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