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DIEZ ENSAYOS LIBERALES, DE C. RODRÍGUEZ BRAUN

El libro que debería leer Rajoy

En los tiempos que corren, cualquiera se anima a proclamarse liberal... Sobre todo si se es político: quien no carga contra el capitalismo salvaje y el egoísmo individualista pone su carrera en peligro. De todas formas, encontrar un liberal en el Parlamento resulta una misión prácticamente imposible.

En los tiempos que corren, cualquiera se anima a proclamarse liberal... Sobre todo si se es político: quien no carga contra el capitalismo salvaje y el egoísmo individualista pone su carrera en peligro. De todas formas, encontrar un liberal en el Parlamento resulta una misión prácticamente imposible.
Como dijo en una ocasión el autor del libro que nos ocupa, Carlos Rodríguez Braun, sostener que el PP y el PSOE son partidos liberales es, como mínimo, una ingenuidad. Aun así, son legión los peperos que, por ejemplo, leen, aunque sea a escondidas, los artículos que CRB publica en Libertad Digital, ABC y Expansión. Ahora bien, quien debería leer con fruición a nuestro autor es Mariano Rajoy: entonces podría comprobar que el liberalismo es un ideario potente, lleno de vitalidad, que promueve la libertad y la prosperidad.
 
Cuando se habla a grandes rasgos, muchos se apuntan al liberalismo. Es cuando toca concretar cuando empiezan los problemas. Por ejemplo, cuando toca decir que el Estado ha de ser reducido –o mínimo, que diría el gran Robert Nozick–, y que sólo debe ocuparse de proteger la vida y la propiedad. Esto horrorizará a quienes piensan que, sin Estado del Bienestar, el mundo colapsaría, los pobres morirían de hambre y las viejitas se quedarían sin sus pensiones (por cierto, el bueno de Mariano hizo, en su célebre discurso de Elche, una defensa numantina del sistema público de pensiones; una defensa numantina, sí, y grotesca y propia de un ignorante de primera. Pero bueno, ésta es otra cuestión, de la que no podemos ocuparnos aquí).
 
El Estado Providencia ha fomentado la creencia de que para preservar la igualdad hay que limitar la libertad. Como escribe Rodríguez Braun, se trata de "un error fundamental, porque el valor moral es el de la igualdad ante la ley, la gran conquista del Estado de Derecho, por la cual ningún ser humano puede ser discriminado y maltratado por los poderosos". La igualdad compatible con la libertad es, por eso mismo, incompatible con el despojo de unos individuos para mantener a otros. Defender ese robo, por muy legal que sea, equivale a legitimar la envidia y el parasitismo, y practicarlo hace que se extienda una duda muy perniciosa: lo que tiene cada cual, ¿se lo debe a su trabajo o al Estado?
 
Carlos Rodríguez Braun.Cuando el Estado interviene activamente en vidas y haciendas se produce una relajación moral tal, observa CRB, que la gente acaba por pensar que, pase lo que pase, el Gobierno encontrará y pondrá el remedio a cada problema. Entonces, los niveles de irresponsabilidad suben como la espuma, y los que no son disolutos empiezan a pagar los platos rotos.
 
Pues bien, así es la sociedad en que vivimos. Los impuestos son tan exorbitantes, que nos pasamos la mitad de nuestra vida laboral trabajando para pagarlos. (Otro por cierto: por lo que dice, el señor Rajoy, que tanto insiste en "lo social", parece que quiere que las cosas sigan más o menos igual). Los impuestos altos impiden la movilidad social, de ahí que perjudiquen especialmente a los más pobres y a las clases medias.
 
No todo es economía en el liberalismo. De hecho, la clave de éste es, como su nombre deja adivinar, la libertad. Por eso CRB denuncia constantemente las restricciones que pesan sobre ella. "El poder nos concede la libertad, como los doce puntos en el carné de conducir", escribe. Y, tras citar al ministro Alonso, que una vez dijo que "la sociedad da un crédito al ciudadano", se pregunta si no acabaremos sometidos a "cursos de reeducación". Este afán por controlarlo todo, advierte, favorece el castigo y la represión. Pero ¿que hace el Estado cuando el castigo y la represión fracasa (piénsese, por ejemplo, en la guerra contra las drogas)? Pues... redoblar el castigo y la represión...
 
CRB acude a Stuart Mill para proclamar que sólo se puede ejercer el poder contra un individuo para "impedir que dañe a otros". Es decir, que el Estado debería dejarnos en paz, a menos que robemos, extorsionemos, matemos o no cumplamos los contratos que hayamos suscrito. Por lo demás y por supuesto, tampoco debería protegernos de nosotros mismos, ni ejecutar campañas de prevención de daños hipotéticos.
 
Por todo esto, Diez ensayos liberales es el libro que debería leer Rajoy, si no quiere ser un socialista más (de derechas, eso sí). Por supuesto, también debería leerlo Rodríguez Zapatero; aunque, con el genio liberticida que gasta, será difícil convencerle de que está equivocado de la A a la... Zeta.
 
 
CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN: DIEZ ENSAYOS LIBERALES. LID (Madrid), 2008, 316 páginas.
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