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CUATRO ENSAYOS LIBERALES

'La nueva senda de la libertad'

El libro La nueva senda de la libertad. Cuatro ensayos liberales, que hemos publicado con el Instituto Democracia y Mercado de Chile –dirigido por el brillante historiador Ángel Soto–, representa la culminación de un viejo anhelo. Se trata de un libro ideológico que hace frente a los múltiples enemigos de la libertad.


	El libro La nueva senda de la libertad. Cuatro ensayos liberales, que hemos publicado con el Instituto Democracia y Mercado de Chile –dirigido por el brillante historiador Ángel Soto–, representa la culminación de un viejo anhelo. Se trata de un libro ideológico que hace frente a los múltiples enemigos de la libertad.

Los ensayos que compilamos aquí no se esconden en oscuras ambigüedades o falsas imparcialidades: su adhesión al liberalismo es plena, firme y elocuente. Confiamos en que, gracias a su lectura, haya cada vez más conversos a las tesis liberales, y que los partidarios de la autonomía individual y el libre albedrío renueven su compromiso con su forma de ver el mundo.

Dicho esto, debemos explicar la necesidad de publicar este libro. Es cada vez más evidente que ya no hay personajes míticos de la izquierda, como antaño lo fueron el Che Guevara o Fidel Castro. Los nuevos, como Hugo Chávez y Evo Morales, no inspiran esa devoción que era moneda común hace cuarenta años. 

Por otra parte, la izquierda está huérfana de argumentos para interpretar con propiedad y eficacia fenómenos complejos como la globalización, el aprovechamiento intensivo de la tecnología, la superación de las protestas sociales por la vía democrática o el continuo emprendimiento empresarial de los sectores empobrecidos. Basta leer los ensayos de autores como Amy Goodman, Ludolfo Paramio o Viviane Forrester para comprender que, en sus críticas a la sociedad libre, subyace una verdad: la realidad los ha sobrepasado.

¿Significa esto que la izquierda está vencida? Todo lo contrario: un adversario caduco no es, ni por asomo, un adversario derrotado. Sobre todo si el suyo es el único pensamiento que se sigue enseñando en nuestra región, desde el jardín de infancia hasta la universidad. Si los latinoamericanos no conocen el liberalismo, si sólo se les habla, en las aulas y los medios, del socialismo decrépito, ¿por qué iban a rechazar este último, cómo van a defender aquél, si lo poco que saben del mismo es la versión, deforme y malintencionada construida por sus enemigos?

Por tal razón, es imperativo demostrar que el liberalismo no es de derechas, y que su orientación es esencialmente humana, al sostenerse en los principios de no agresión, respeto a la propiedad privada y protección de los derechos individuales. Igual de imperativo es explicar que las concepciones del marxismo son contrarias a los derechos fundamentales y al imperio de la ley, que carecen de soporte científico y que su aplicación lleva a la destrucción de las sociedades.

También es necesario denunciar la vigencia en nuestros países del clientelismo. La revolución liberal es un objetivo por alcanzar, un objetivo para cuya consecución es crucial contar con la fuerza y la energía transformadora de los individuos. Hay que dejar claro que América Latina es un continente de movimientos pendulares, que se mueve permanentemente entre el mercantilismo y el populismo. Si queremos cambiar este estado de cosas, que explica nuestro atraso, tenemos que poner en pie una cultura de la libertad, proponer un proyecto político liberal y lograr el cambio político.

La tesis de fondo que comparten los cuatro ensayos del libro es que la libertad es integral. La libertad es economía de mercado, emprendimiento, competencia, creatividad, trabajo duro; pluralismo político, convivencia, tolerancia, derechos humanos, elecciones libres, alternancia en el poder. Si queremos ser libres, tenemos que tener bien presente que las ideas relacionadas con la libertad importan tanto como los índices de libertad económica. La economía y la cultura se nutren mutuamente: una no podría existir sin la otra, por lo que sólo puede darse una economía libre en un marco cultural libre. Y viceversa.

Los ensayos que conforman La nueva senda de la libertad buscan poner al descubierto las falacias y contradicciones del pensamiento de izquierda y, de este modo, recuperar las banderas que nos arrebataron los enemigos de la libertad: las del cambio, la esperanza, la renovación permanente... Guardo la esperanza de que, luego de leer estas páginas, los lectores encuentren que el liberalismo es el pensamiento del siglo XXI, por su capacidad de innovación e inspiración.

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