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Licencias del taxi

El Ayuntamiento de La Coruña, que rige el socialista Francisco Paco Vázquez, encargó un informe para el otorgamiento de nuevas licencias de taxi y le redactaron uno igual al que había encargado dos años atrás. Conclusión: los coruñeses pagaron por ambos y casi idénticos estudios, respectivamente, 4.883,60 y 4.176 euros.
 
Lo más grotesco, además del dispendio, es que el Ayuntamiento pague esas sumas de dinero para saber si debe o no otorgar 17 de licencias de taxi más. Como la ley de la oferta y la demanda en la plaza de María Pita se desconoce, en el futuro es probable que el regidor coruñés encargue estudios para determinar si deben abrirse, por ejemplo, más bares de tapas, o si los consumidores deben conformarse con los que ya existen.
 
También podríamos preguntarnos por qué un negocio tan rentable como el de los taxis está cerrado a la competencia por regulaciones y licencias, cuyo costos son de escalofrío. Además de fijar los precios arbitrariamente, el Ayuntamiento cobra por una licencia de taxi en La Coruña 120.000 euros (20 millones de las antiguas pesetas), lo cual asegura que el negocio quede en sus manos y en la de unos pocos propietarios de taxi que no quieren ni oír hablar de la palabra competencia. Porque una licencia no es otra cosa que una  simple regulación que castiga a los consumidores y beneficia a los vendedores convirtiendo su mercado en un coto inexpugnable para nuevos competidores.
 
Así lo demostró el presidente de la Asociación Local de Auto-Taxi de La Coruña, José Luis Lueiro López, al declararse “indignado" con el nuevo estudio y con que el Ayuntamiento piense en otorgar nuevas licencias. Lueiro pide que el Ayuntamiento encargue "un estudio serio" que refleje la "realidad" del sector, como "el que se hizo en Vigo a raíz de la crisis de las cien licencias que se concedieron y luego se anularon". En otras palabras, quiere un informe que les dé la razón y que siga beneficiándolos a costa de los pobres pasajeros, a quienes no les queda otra que aceptar con resignación lo que hay.  
 
Fuera de La Coruña el negocio de los taxis es un boom que no deja de expandirse. En Londres, por ejemplo, donde la apertura de los mercados es una realidad y no un discurso de conveniencia, las licencias tienden a desaparecer y lejos de provocar una sobrepoblación de vehículos, los precios han bajado y el rubro ha obtenido una ganancia del 43% respecto al año anterior, con un volumen de beneficios que rozó los 2.2 millones de libras.
 
Irlanda es un país del cual se habla mucho respecto a su crecimiento económico pero a la hora de copiar las medidas liberalizadores que implementaron los irlandeses con éxito muchos prefieren mirar hacia otro lado.  En efecto, hace cuatro años, Irlanda desreguló por completo el mercado de los taxis y las licencias desaparecieron de la noche a la mañana. Mientras los pasajeros festejaban, los taxistas exigieron compensaciones por haberse triplicado el número de taxis. Sus demandas fueron desestimadas.
 
En Buenos Aires, el negocio de los coches con chofer, conocido como remises, fue una alternativa a los taxis que surgió de manera espontánea durante los años ´90 creando miles de puesto de trabajo. El surgimiento de agencias de remises, al abaratar los costos de los viajes largos, hizo que los residentes en las cercanías de la ciudad fueran beneficiados con precios muy competitivos en relación al inseguro e ineficiente transporte público.
 
No nos resignemos a un capitalismomoribundoasfixiado por las regulaciones, los permisos y las licencias. Repudiemos a quienes, como consumidores, nos condenan a utilizar servicios de transporte caros en vistas a proteger a ciertos grupos con poder delobby.

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