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Luis Hernández Arroyo

La diferencia del coste financiero

El problema de España es doble: malas inversiones de los bancos que estás, además, mal financiadas en el extranjero. El plan Solbes va a atender –y mal– al primer problema, pero el segundo no depende de nosotros.

Según los medios, el plan Solbes se diferencia del de Paulson en dos cosas: que no tienen inmunidad para los funcionarios ejecutivos y que no se ha votado en el Congreso. Esto es verdad, pero siendo importantes estas diferencias, yo veo otra aún más relevante: que Paulson contará con el apoyo de la Reserva Federal que ha colocado los tipos de interés a niveles más asequibles, lo que redundará en inyecciones de liquidez –deseables de por sí– y menos aumento del coste de la deuda.

Sin embargo, el plan Solbes no cuenta con un banco central que le ayude en su inyección de liquidez, por lo que los recursos que traspase el Tesoro a los bancos bien pueden faltar a otros que los merecían más. La deuda pública emitida retirará de la circulación un dinero que ya es escaso, para ir a parar a las cajas bancarias, sin que una fuente adicional suplemente ese flujos retraídos del circuito. En condiciones normales esto tendría una importancia relativa, pero con los mercados de liquidez resecos, esto producirá un efecto expulsión (crowding out) de otras inversiones privadas posiblemente más productivas.

Por ello sería de esperar que Solbes anunciara medidas de compensación de otros gastos hasta que las cosas fueran normales. Y es que hay que recordar lo que se deduce del Informe Recarte. El problema de España es doble: malas inversiones de los bancos que estás, además, mal financiadas en el extranjero. El plan Solbes va a atender –y mal– al primer problema, pero el segundo no depende de nosotros. Es un problema de apalancamiento externo, veneno puro. Y mientras, las cifras de oferta monetaria en euros siguen cayendo.

Esa deuda española, ¿se va a colocar fuera? Y si lo hace, ¿a que tipo de interés? Pues posiblemente al tipo que marquen los mercados, más el plus creciente de desconfianza hacia España, que ya alcanza alrededor 0,95 puntos en la deuda a diez años. Hay que tener en cuenta que va a haber una feroz competencia entre países para lograr las migajas del magro pastel internacional, pues no creo que Trichet ponga los tipos al 1,5%, como Bernanke. En estos momentos, el tipo de la deuda americana a 10 años está en el 3,8%, casi un punto por debajo del 4,64% de la deuda española. Por otra parte, como es bien sabido, el tipo oficial de intervención es del 1,5%, mientras que en la zona euro es del 3,75% (¡como el del bono USA a 10 años!). Esto da una idea de la diferencia de partida del coste de financiación.

Por todo ello tenemos que el Plan Solbes, lejos de ser una esperanza, puede ser:

– El solapamiento de aquellas inversiones que se quedarán sin financiación por el aumento de deuda emitida (o un retraso adicional en la recuperación sana).
– Un aumento importante de la deuda española que, sumada a una caída y estancamiento del PIB, disparará la tasa de Deuda/PIB.
– Si el aumento de deuda y su coste es excesivo, es posible que el plan no llegue a lograr su objetivo.

Los problemas de solvencia están muy bien pero son problemas de cada entidad, mientras que la falta de liquidez generalizada se traduce en un riesgo sistémico. Los mercados monetarios están secos. Es más, muchos problemas de solvencia han aparecido en entidades supersolventes que han visto despeñarse los precios de sus activos por falta de mercado, a su vez, por falta de liquidez. Así que el problema de España sigue siendo la financiación exterior y la liquidez, también exclusivamente exterior. Y no veo cómo el plan opaco de Solbes ayuda a ganar confianza en los mercados.

Y por último, la economía real está sometida a unos tipos de interés absurdamente altos (más ahora que hace un año), dictaminados por Trichet en un momento en que la inflación ha comenzado a retroceder y es un riesgo cada vez menor, tal y como aventuramos hace meses. No es lo mismo tener que no tener un banco central. Cuando cedimos la soberanía monetaria, lo hicimos con la alegría propia de alguien que se desembaraza de una molestia, sin tener en cuenta estas situaciones que se suponían superadas para siempre. Nos contaron que el dinero sólo produce inflación, pero de ahí a considerarlo prescindible, va un largo trecho.

Todo esto, por no hablar de la arbitrariedad absoluta que oculta ese plan todavía sin definir.

En Libre Mercado

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