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Luis Pazos

Competitividad, inversión, desempleo y crecimiento

En aquellos países donde predominan las luchas ideológicas y el corporativismo, existe una fuerte oposición a la modernización de la legislación y de las instituciones que provoca una pérdida de competitividad con el resto del mundo

Ser competitivo implica contar con los elementos para competir exitosamente en precios, calidad y servicios con otras personas, empresas o países que ofrecen bienes y servicios similares. El grado de competitividad determina si una empresa gana o pierde, si se mantiene, crece o desaparece del mercado. Aunque no se tenga una noción clara del significado de la competitividad, todos los comerciantes, industriales y prestadores de servicios buscan bajar los precios y mejorar la calidad y la atención a los clientes para así ser competitivos.

La globalización es el acercamiento de los mercados y la posibilidad que tienen muchas empresas de producir, comercializar y consumir en cualquier parte del mundo. No competimos tan solo con quien ofrece los bienes y servicios en la ciudad, región o país donde vivimos, sino con un gran número de productores y comerciantes de casi todo el mundo. Antes de comprar un producto, la mayoría de las grandes empresas comparan oferentes de todos los continentes. Los grandes inversores, antes de decidir donde poner su dinero, evalúan una serie de factores que les garanticen los mejores rendimientos entre los diversos países del mundo.

Para decidir dónde invertir, se analizan una serie de indicadores: la carga fiscal, la legislación laboral, los precios del diesel, la gasolina y la electricidad, entre otros. También evalúan la infraestructura y las comunicaciones: teléfonos, carreteras y puertos. Toman en cuenta la paz reinante, la seguridad personal y en las propiedades.

Todas esas variables las valoran y califican, más allá de la tendencia política "oficial" de los gobiernos: izquierda, derecha, socialistas, capitalistas, dictaduras o democracia. En base a tales variables, deciden dónde invertir, comercializar, consumir y, por lo tanto, dónde crear empleos y generar mayor crecimiento económico.

En aquellos países donde predominan las luchas ideológicas y el corporativismo, existe una fuerte oposición a la modernización de la legislación y de las instituciones que provoca una pérdida de competitividad con el resto del mundo, lo cual se traduce en menos empleos y menor crecimiento. Aunque muchos políticos y líderes sindicales creen luchar contra la pobreza y en beneficio de los trabajadores, al oponerse a legislaciones e instituciones más competitivas hacen permanecer a gran número de sus conciudadanos en el atraso, la miseria y el desempleo.

En Libre Mercado

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