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Luis Pazos

El Gobierno y el precio del maíz

En ese estudio demuestran que de los 2,5 billones de dólares otorgados en subsidios a nivel mundial, el 80% perjudica a la economía y al medio ambiente de los países cuyos gobiernos los otorgan.

Una de las formas en que el gobierno puede ayudar a que los precios del maíz bajen es permitir su libre importación. Hay que olvidarse de cuotas y de posiciones políticas que supuestamente protegen a los productores pobres y que en realidad sólo benefician a especuladores, a líderes que viven de los subsidios y a los políticos que buscan votos entre los grupos que reciben privilegios.

En el mundo de los subsidios se maneja más dinero que en el de la droga, según escriben los investigadores Norman Myers y Jennifer Ken en su libro Perverse Subsidies. En ese estudio demuestran que de los 2,5 billones de dólares otorgados en subsidios a nivel mundial, el 80% perjudica a la economía y al medio ambiente de los países cuyos gobiernos los otorgan. Ese es un tema que trato en mi libro, Los Vividores del Estado (Editorial Diana, México).

La mayoría de los pequeños productores siembran en minifundios para su propio consumo, por lo que las importaciones no los perjudican, pero los altos precios del maíz pueden incentivarlos a producir más para venderlo en el mercado, auque su productividad sea baja. Las importaciones libres de maíz beneficiarían a millones de consumidores y a miles de avicultores, porcicultores y ganaderos, pues podrían comprar alimentos y maíz amarillo más baratos. Como consecuencia también tendríamos carne, leche y huevos a mejores precios.

Como demuestra la experiencia mundial de varios siglos y dejó claro en 1775 el padre de la economía, Adam Smith, en su libro Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, la libre importación de granos y un entorno interno de competencia, libertad de precios y de importación son las políticas económicas que más ayudan a lograr la abundancia y los mejores precios posibles.

Los subsidios y los controles de precios implican reactivar instituciones como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), que el siglo pasado fue de las más grandes fuentes de corrupción y especulación en México. La libre importación y la libre competencia del maíz hacen innecesario distraer dinero de los impuestos en subsidios y tener que establecer instituciones y prohibiciones que incrementan la burocracia.

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